Más de 18 millones de personas en todo el mundo viven bajo alguna de las formas modernas de esclavitud, como el trabajo infantil, la trata de mujeres, la prostitución, el matrimonio forzoso o la servidumbre laboral.

Así lo afirma el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un mensaje difundido con motivo del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, que se celebra este martes, 2 de diciembre.

“Las Naciones Unidas estiman que hay más de 18 millones de trabajadores esclavos. Cada día hay mujeres víctimas de la trata, mujeres que se venden y encierran en burdeles. Cada día se casa a jóvenes por la fuerza, se abusa sexualmente de ellas o se explotan como empleadas domésticas”, explica Ban en su mensaje, recogido por Servimedia.

Además, indica que, 25 años después de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, aún hay menores “que siguen trabajando en condiciones deplorables”. ”Todavía hay hombres que, separados de sus familias, trabajan encerrados en fábricas clandestinas en condiciones de servidumbre, con unos salarios insignificantes y con unas posibilidades remotas de poder llegar a pagar sus deudas”, añade.

El secretario general de la ONU subraya que la comunidad internacional se unió en el siglo XIX “para declarar que la esclavitud era una afrenta a nuestra humanidad común” y que “los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado” deben unirse hoy en día “para erradicar todas las formas contemporáneas de esclavitud, incluido el trabajo forzoso”.

“Hay motivos para ser optimistas. El activista entregado a la lucha contra el trabajo infantil en condiciones de servidumbre, Kailash Satyarthi, fue uno de los ganadores del Premio Nobel de la Paz de este año, lo cual ha ayudado a crear conciencia sobre este tema. La semana transcurrida dedicada al tema del fin de la esclavitud infantil ha señalado a la atención del mundo este abuso persistente de los derechos humanos. El Día Mundial contra la Trata de Personas (30 de julio), celebrado por primera vez este año, junto con el fortalecimiento del derecho internacional sobre el trabajo forzoso, ha reforzado la determinación de muchos a desterrar estas prácticas bárbaras”, apostilla.

“Queda mucho por hacer"

Sin embargo, agrega que “aún queda mucho por hacer”, por lo que insta a los países, las empresas, las fundaciones y otros donantes a que apoyen el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para Luchar contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud, con el fin de que “la sociedad civil pueda ejecutar proyectos esenciales para rehabilitar a las víctimas y ofrecerles una reparación”.

“También necesitamos estrategias lúcidas, leyes nacionales estrictas y un compromiso para coordinar la lucha contra este delito. Insto a todos los Estados a que ratifiquen y apliquen los instrumentos pertinentes del derecho internacional, en particular el nuevo Protocolo elaborado por la Organización Internacional del Trabajo, que se diseñó con el objetivo de fortalecer los esfuerzos mundiales para erradicar el trabajo forzoso. Juntos, hagamos todo lo posible para ayudar a los millones de víctimas de todo el mundo que viven en la esclavitud y han sido privadas de sus derechos humanos y su dignidad”, concluye.