«Cabo Cason»: Enemigo de Cuba en apuros
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Sucede en el confortable vecindario de Coral Gables, municipio de Miami-Dade, zona donde funge como alcalde.
Resaltó años atrás en cortos espacios satíricos de la televisión cubana como “el cabo Cason”.
Desde 2002 hasta el 15 de septiembre de 2005 fue jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en la isla.
¿Misión encomendada? La explicó por radio en 2010 el subsecretario para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega:
Crear las condiciones que propiciaran una ruptura de los lazos entre Cuba y el gobierno de Estados Unidos.
Hacía seis días de su arribo a La Habana, cuando citó a 17 jefes de grupos locales comprados por su dependencia, y les ofreció a esa Oficina como lugar de reuniones.
En línea con eso, más otras instrucciones subversivas recibidas en Washington, Cason actuó como el clásico elefante en una cristalería.
Más tarde ha sido alcalde en el lujoso barrio Coral Gables, de Miami, territorio donde pululan los delitos.
Las cifras de estos han llegado tan lejos, que Cason pidió a especialistas de otras instituciones que las verifiquen.
¿Con qué pretexto intenta desfigurar esa dura realidad?, afirmando que “los vecinos quieren ver más policías en las calles”.
¿Cuándo gime por esto el cabo Cason?
Luego del sonado escándalo racista en el vecindario Ferguson, origen de las voces que se levantan hasta en su Congreso reclamando disminuir la militarización de sus localidades.
Pero además, James Cason aprovechó la ocasión para reiterar su vehemente apoyo al “embargo” estadounidense a Cuba.
Volvió a tropezar con la misma piedra, pues lo hizo cuando el mes próximo, al igual que cada año desde 1992, la Asamblea General de la ONU lo repudie y exija terminarlo.
Este lunes, un periodista de Diario Las Américas, José Pernalete, se hizo eco de sus palabras:
“Quitar el embargo no ayuda al pueblo cubano”, “no hay ningún bloqueo” (…) “todo es una farsa”.
“La intención de la propaganda a favor de que Estados Unidos levante el embargo a Cuba es que otorguemos créditos al gobierno de los Castro”.
Desde 1992, cada año religiosamente, la Asamblea General de Naciones Unidas ha desaprobado esa política y exigido colocarle un punto final.
La más reciente ocasión fue en 2013, cuando 188 de los 193 integrantes del organismo mundial repitieron el saldo, y dos lo evadieron: Estados Unidos e Israel.
Y como dato de interés cabe subrayar que entre ellos hay gobiernos adheridos a la OTAN y otros aliados de Washington.
No así este último, que volvió, como James Cason, a repetir en este frente su costoso voto de perdedor.
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