El asesino de Texas fue un Santa Claus

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El asesino de Texas fue un Santa Claus
Fecha de publicación: 
26 Diciembre 2011
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La mañana del día de Navidad ha resultado horriblemente inolvidable en la localidad de Grapevine, una zona residencial a las afueras de la ciudad texana de Dallas. Un individuo, que según las autoridades locales iba vestido de Papa Noel en el momento de perpetrar su matanza, acabó a tiros con la vida de seis personas antes de suicidarse.

Las víctimas mortales, que compartían un apartamento de clase media, estaban procediendo al ritual de abrir sus regalos. Según ha informado la Policía local, los fallecidos por múltiples disparos son cuatro mujeres y tres hombres. Los investigadores trabajan con la certeza de que el pistolero, macabramente disfrazado para la ocasión, se encuentra entre los muertos.

Se da la circunstancia de que la localidad Grapevine, situada a unos treinta kilómetros del centro de Dallas y con un censo de 46.000 habitantes, es famosa por sus viñedos, por su aspecto pintoresco y por una superproducción en materia de festejos de Navidad. Hasta el punto de que el Senado estatal otorgó a ese municipio el título honorífico de «Capital Navideña de Texas».

En el lugar del crimen se han encontrado dos pistolas. Según el sargento Robert Eberling, portavoz policial, lo ocurrido el día de Navidad no tiene precedentes: «Esto es trágico. Es algo que nuestro departamento nunca había visto antes, especialmente en una ciudad como Grapevine. Es algo a lo que no estamos acostumbrados. Estamos muy impactados». Para el último caso de asesinato registrado en esa localidad hay que remontarse a junio de 2010.

Llamada sin voz

La macabra escena fue descubierta por agentes policiales en patrulla que respondieron a una llamada de emergencia —sin voz alguna— realizada desde la escena del crimen, un apartamento en el complejo residencial Lincoln Vineyards. Tras derribar a patadas la puerta de entrada a la vivienda, los policías se encontraron con un árbol de Navidad y siete cadáveres entre la cocina y el salón. Sin embargo, todos los vecinos interrogados coinciden en afirmar que no oyeron ningún disparo.

De acuerdo con los limitados detalles facilitados sobre las víctimas, todos pertenecen a una misma familia. Dos de ellos parecían tener alrededor de sesenta años, mientras que los demás eran jóvenes de entre quince y veinte años. Por el momento, y hasta completar todas las autopsias pendientes, las autoridades no han querido divulgar las identidades de las víctimas ni tampoco especular sobre un posible motivo para el salvaje tiroteo.

La vivienda donde se ha llevado a cabo esta matanza se encuentra en una barriada de clase media, cercana a un instituto de bachillerato considerado entre los mejores centros educativos de la zona.

Varios testigos presenciales, según informa la agencia Reuters, han indicado que a menudo varios niños jugaban frente al apartamento en cuestión y que veían a adultos jóvenes que salían de esa vivienda para ir a trabajar.

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