Cómo se beneficiaría EE.UU. de una nueva guerra fría
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Rusia ya no es un Estado socialista, pero los círculos políticos y militares en EE.UU. todavía buscan causarle daño, por lo que el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA orquestan la crisis en Ucrania, escribió el columnista Bill Dores en el portal canadiense 'The Global Research'.
"¿Qué es lo que impulsa a esta acción ilógica?", pregunta Dores y contesta: "Lo mismo que impulsó a George W. Bush cuando invadió Irak en 2003. Lo mismo ahora impulsa al Pentágono y a la Casa Blanca en su fuerte retórica antichina: la necesidad financiera y los intereses económicos", dice.
El columnista subraya que los banqueros de Wall Street y los directores ejecutivos de las grandes empresas desean la confrontación en el mundo para aumentar sus ingresos e impulsar el precio de las acciones y las tasas de retorno en el fondo de las inestabilidades en la economía global, provocadas también por la situación política.
"El Pentágono se ve obligado a proteger y ampliar su presupuesto elevado, cuya reducción se planea para el 2016. Los militares quieren ampliar la OTAN al este y estacionar tropas en los países de la antigua URSS. El complejo militar-industrial estadounidense busca aumentar las ventas de sus productos en los países de Europa del Este, especialmente en Ucrania", indica Dores.
El "corazón" de este sistema es Wall Street, enfatiza. Los banqueros y los políticos saben que la guerra en el extranjero atrae a EE.UU. fondos, reduciendo el déficit presupuestario, fortaleciendo el dólar y ayudando a los bancos de Estados Unidos a convertirse en el centro de la economía mundial. Los analistas de Wall Street esperan que la salida de capitales de Rusia solo en lo que va de año pueda alcanzar los 150.000 millones de dólares.
EE.UU. cree que el mundo debe vivir de acuerdo a las leyes del capitalismo, pero sin la economía de China y de Rusia, que en los últimos años se han incrementado significativamente. Además en el sistema económico, como lo ve Washington, no hay lugar para diversas asociaciones y organizaciones alternativas, como la Unión Euroasiática, la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), los BRICS, el ALBA o la Unión Africana.
"La guerra fría no terminó después de la caída de la URSS, porque fue motivada no solo por el rechazo de Occidente al socialismo, sino por las contradicciones internas del mismo capitalismo", opina Dores.
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