Liberar un libro: una idea que ¿contamina?

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Liberar un libro: una idea que ¿contamina?
Fecha de publicación: 
7 Abril 2014
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No es secreto para nadie que en Cuba cada vez se lee menos. Y no es este un problema del Caribe, ni de Latinoamérica, ni siquiera de Occidente… es algo que pasa en todas partes. Por eso tenía mis dudas cuando recibí la invitación a participar en la Suelta Masiva de Libros del 6 de abril. ¿A quién le iba a interesar un libro dejado por ahí sabe Dios por quién?

 

Aclaro: no es que no me sumara a la «causa» automáticamente: desde que supe de la idea no dejé de maquinar en cómo hacer que más personas se enteraran. Cada día busqué en el librero y pensé en el mensaje que dejaría en la primera página del libro, algo para motivar a quien lo encontrara a leerlo y luego dejarlo libre en cualquier lugar.

 

La cosa venía por el precio de los libros. En otros países son muy caros, y eso condiciona hasta cierto punto el acceso a la literatura. Pero aquí ese no es el problema. Así que liberar un libro es más bien el deseo de compartir con un desconocido algo que ha provocado placer en ti. Una idea que contamina. Pero en el fondo… muy en el fondo… sabía que podía ser un fiasco.

 

Cuando llegué todavía tenía mi libro en el bolso, no me decidía por ningún lugar. La guagua en la que iba estaba medio vacía y estuve muy poco tiempo en la parada como para escoger un banco para «soltarlo». En el parque había muchas personas, pero ya no quedaba ningún libro, ¡todos los habían recogido! Los que allí estábamos secretamente intentábamos cazar algún libro que otro compartía.
 
La mañana fue linda, radiante, muchos libros, muchas canciones… Pero Borrador, de Serguei Lukyánenko, comenzaba a pesarme. Y lo dejé ir…

 

Parada de Coppelia. Banco de dos metros ocupado por seis personas (entre ellas yo). Saco el libro del bolso y lo pongo como si tal cosa a mi lado… No pasan treinta segundos. Me voy.

 

-¡Muchacha, se te queda el libro!

 

-Sí, lo sé, lo dejé a propósito.

 

Ahora sí, este hombre se asusta y el libro añeja. Tanto tiempo esperando el momento y ahora nadie lo va a recoger. Dejo pasar un rato que ahora valoro muy corto. La ansiedad no me deja esperar más. Hay una guagua en el medio, pero hago un esfuerzo y logro ver. En el banco ya no hay nadie. ¿Y el libro? Tampoco estaba…

 

Ayer regresé del Vedado con dos libros. De ninguno me quiero desprender, pero lo haré. Cuando los termine los soltaré en otra parada, quizás en un parque, o se los daré a la primera persona que encuentre al salir de casa.  

 

Al terminar mi domingo yo tenía un libro menos, pero alguien, que quizá nunca en su vida ha comprado uno, ahora tenía el mío en sus manos… y se lo di a cambio de nada.

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Comentarios

ME HA GUSTADO MUCHO EL ARTICULO. TAMBIEN ME HA INSPIRADO. REGULARMENTE NO LEO LIBROS.....ANTES QUIZAS LO HACIA CON FRECUENCIA PERO AHORA......TODO ESTA EN MI PC Y NO TENGO MUCHO TIEMPO...HOY MISMO DESCARGUE UNO NUEVO. PERO LA IDEA DEL ARTICULO ACABA DE CAUTIVARME PUES......COMO DEJARE EL LIBRO QUE ACABO DE DESCARGAR??? Y LO PEOR O LO MEJOR DE TODO ES QUE TENGO MUCHOS LIBROS Y PREFIERO REGALARLOS QUE VENDERLOS A LAS PERSONAS QUE COMPRAN LIBROS. NUNCA ME REGRESARAN EL VALOR DE LO QUE PAGUE POR ELLOS Y MUCHO MENOS TIENE VALOR LO QUE SENTI CUANDO LOS LEI. GRACIAS PAOLA POR EL ARTICULO. BESOS.
Cuando supe de esta “suelta masiva” de libros por ustedes, mis nenas, me alegré por los privilegiados que los encontrarían. Confieso que no pude vencer el egoísmo que me ata a mis libreros y no me permite semejante altruismo. Les felicito por superarme y hacer semejante acto de nobleza intelectual. Me alegra que compartieran con otros esas maravillosas posesiones que resultan los libros desde el mismo instante de apresarlo físicamente, el momento de disfrute de su lectura siempre incomparable una con otra, hasta ese otro momento, el que no termina, pues se queda hasta la eternidad latente en el conocimiento.<br /><br />Espero, que si, que la idea contamine y que andando por las calles de mi Habana me encuentre de vez en cuando alguien con un libro en sus manos que rato después vea en el banco de un parque, en el muro de una parada y que solo segundos más tarde ya esté en las manos de otro que lo hojea. Ese día estaré orgullosa de ustedes que propiciaron esta cadena. Espero no se interrumpa.<br /><br />Tú aseveras en este: “en Cuba cada vez se lee menos”, yo muchas veces me he preguntado: ¿en Cuba cada año se lee más? Porque se hace tan difícil caminar por la Fortaleza de la Cabaña en época de Feria del Libro…<br /><br />Sería bueno que hicieras una investigación sobre que mueve a tantos a visitarla y que la publicaras por aquí quizás encuentres respuesta a la observación mía. Espero que resulte igual de interesante que esta crónica que has publicado.

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