Una película afgana se enfrenta por primera vez al tabú de la violación

Una película afgana se enfrenta por primera vez al tabú de la violación
Fecha de publicación: 
19 Febrero 2014
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Una película afgana se enfrenta sin tapujos y por primera vez al tabú de la violación de una mujer en la conservadora sociedad de un país donde la víctima puede ser condenada a 15 años de prisión por haber cometido un «crimen moral».

 

Icy Sun (Sol glacial), de 25 minutos de duración, narra la historia de una aspirante a actriz que es violada por un productor sin escrúpulos en Kabul, y cuenta cómo luego la joven debe ocultar la afrenta para evitar ser hostigada por la sociedad.

 

«Interpreté ese rol para dar voz a las mujeres sin voz que son brutalmente violadas», afirmó a Efe vía telefónica desde Los Ángeles la protagonista de la película, Freshta Kazemi, que, aunque nació en Kabul en 1979, ha pasado gran parte de su vida en EE.UU.

 

Kazemi recordó que es importante concienciar a la sociedad afgana sobre la gravedad de los abusos sexuales, pues hay mujeres que son encarceladas después de haber padecido ese tipo de ataques.

 

«Quiero que la gente se dé cuenta de que la violación está relacionada con la violencia, no con el sexo. La violación es una forma de violencia contra las mujeres, un modo de deshumanizarlas», sentenció la actriz.

 

Un informe de 2012 de la ONG Human Rights Watch constató que el 50% de las mujeres en prisión en Afganistán están acusadas del «crimen moral» de escapar del hogar o de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, denominado «zina».

 

«Zina» es un crimen en el país asiático castigado con penas de hasta 15 años, y mujeres que han sido violadas o forzadas a prostituirse han sido condenadas por ello gracias a esta ley.

 

La actriz, conocedora del código penal afgano, aseguró que durante el rodaje de algunas escenas temía que la policía la pudiera acosar, sobre todo cuando filmaban de noche, acompañada del masculino equipo de rodaje, en una concurrida carretera de Kabul.

 

«Fue duro y estaba muy nerviosa, al ver los coches pasar cerca de mí. Me preocupaba el tener que explicar a la policía qué hacía a esas horas en Kabul con ese grupo de hombres», explicó Kazemi.

 

La película se basa en una historia real de una actriz afgana que fue violada y luego asesinada por un productor, a los que Kazemi definió en la trama de ficción como una «inocente soñadora» atacada por «un ser oscuro».

 

Gracias a su papel en la película, rodada en 2013, Kazemi recibió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Derechos Humanos de Afganistán, y la cinta será presentada, además, en importantes festivales como los de Cannes o Sundance.

 

Sin embargo, no todo ha sido alegrías para el equipo de rodaje de la controvertida Sol glacial.

 

El director, Ramin Mohammadi, recibió asilo político en Dinamarca tras abandonar Afganistán el pasado julio, después de ser amenazado por varios clérigos musulmanes en su residencia de Kabul.

 

Kazemi, por su parte, ha recibido amenazas de muerte, y aseguró que debe mantener un nivel bajo durante sus visitas a la capital afgana, informar al menor número posible de personas sobre su localización y reunirse solo «con amigos cercanos».

 

El motivo de tanta indignación no es la violación en sí, sino una escena en la que, tras ser abusada, la protagonista aparece «desnuda» según el estándar afgano en un baño, aunque en realidad solo se ve parte de su espalda y el pecho a la altura de los hombros.

 

«Muchos hombres me preguntan "¿por qué has hecho eso?", y yo les respondo que me siento cómoda con esa decisión que tomé, y que lo único que ellos ven en esa escena es su propia incomodidad y sentido de la vergüenza», explicó la actriz.

 

Además, recordó, durante el rodaje de la escena tenía una toalla alrededor del cuerpo que le cubría el busto, y siempre hubo otra actriz con ella «para que fuera testigo de que se trataba de una interpretación profesional y nada más».

 

A pesar de las amenazas de muerte que ha recibido y lejos de amedrentarse, planea regresar a Kabul en los próximos meses para rodar un documental, pues aseguró que Afganistán le proporcionó algo que hacía tiempo que llevaba buscando.

 

«Afganistán me dio mi corazón porque finalmente pude enfrentarme cara a cara con mi cultura y mi país, algo que eché de menos mientras crecía como (norte)americana en los Estados Unidos», concluyó.

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