CRÓNICA: Longina

La ciudad de Santa Clara podría, por estos días, cambiarse el nombre a Longina. Bajo el pretexto de esta canción, la ha invadido un puñado de trovadores cubanos y de otras latitudes, a fin de convertirla —del 9 al 12 de enero— en la capital de la trova cubana, al reunirse por décimo octava ocasión consecutiva tantos juglares.

Lo primero, sin sacudirse el polvo del camino —como hiciera Martí ante la estatua de Bolívar— fue visitar en Caibarién la tumba de Manuel Corona, el emblemático trovador que se inspirara en la mulata Longina O'Farril para componer su eterna melodía: Longina.

Las calles, el teatro, el centro cultural Mejunje, y los patios del Museo de Artes Decorativas y de la Asociación Hermanos Saíz, fueron asaltados a golpes de trova.

Fueron cuatro días para reunir a trovadores como Luis Alberto Barbería (integrante de Habana Abierta), Vicente Feliú, Frank Delgado, Fernando Cabreja, Fidel Díaz Castro, el grupo Enfusión, y los dúos Círculo de Tiza, y el argentino Fulanas, el grupo Cañasanta o los anfitriones de la Trovuntivitis.

Estos y más trasnocharon en la ciudad del centro de Cuba, conquistaron con sus guitarras, marcaron improntas y socializaron sus composiciones más recientes.

“Te comparo con una santa diosa, Longina seductora, cual flor primaveral. Ofrendando con notas de mi lira, con fibras de mi alma, tu encanto juvenil…”

Han pasado los días que oficialmente el almanaque destina a la trova, pero aún queda en Santa Clara, como un himno, las notas de los trovadores actuales, unidas a las de Manuel Corona: “En el lenguaje misterioso de tus ojos, hay un tema que destaca sensibilidad…”