SN 53: La tropa del decano Johnson
especiales
El pasado año, cuando se estrenó una nueva estructura en la Serie Nacional de Béisbol, no faltaron quienes le dijeron al mentor de Isla de la Juventud, Armando Johnson, que ese sistema favorecía a los equipos pequeños como el que ha comandado por 17 años. Y no fallaron los vaticinios, pues contra viento y marea, los pineros se colaron en la segunda etapa y finalmente terminaron séptimos.
Por supuesto, el conocido decano de los mánagers actuales de la pelota cubana no hizo magia, solo un trabajo serio junto a su colectivo de entrenadores, basado en resortes como unidad de equipo, entrega al máximo de cada jugador, pensamiento colectivo por encima del individual y confianza en el sistema de preparación física y técnica, tal y como viene haciendo para esta 53 edición.
Con la mejor defensa de la temporada (solo 28 errores, average formidable de 984 y la segunda mayor cantidad de doble play, 60), una labor estupenda de los relevistas (ganaron 13 de los 26 juegos en la primera fase) y una efectividad envidiable de su receptor titular, Luis Castro de Armas (capturó a 26 de los 45 que le salieron a robar bases), el conjunto avanzó a la ronda decisiva por delante de muchos consagrados.
Pero la historia pasada no cuenta para el presente. Hay que volverla a conquistar, hay que volver a batear, lanzar, fildear y «jugar pelota caliente», como gusta decirle a un viejo pelotero del municipio especial. Además, la ausencia del apagafuegos Raciel Iglesias (salió ilegalmente del país) pudiera hacerse sentir, si la recuperación de otro estelar en ese rol, Danny Aguilera, no cumple todas las expectativas.
Armando Johnson y su equipo de trabajo, compuesto nuevamente por Orlis Luis y Alexander Ramos, entre otros entrenadores, andan conscientes de que lo más preocupante sigue siendo el pitcheo y la custodia de los jardines, pues necesitan un segundo abridor que apoye al zurdo Wilber Pérez, en tanto ninguno de los guardabosques garantiza un poderío ofensivo con el madero, como es habitual en la mayoría de las selecciones.
Al ya mencionado Castro de Armas detrás del home se le unen jugadores de cuadro de mucho oficio, como el capitán Michel Enríquez en tercera (ojalá esté totalmente recuperado de su lesión); el talentoso Andy Ibáñez en segunda; el veterano, pero siempre necesario Luis Felipe Rivera en la inicial; y Dainier Gálvez en el campo corto. Es quizás lo más fortalecido del conjunto y sobre lo que descansarán las mayores responsabilidades.
Por supuesto, mirar al pasado y pensar en aquel bronce histórico de 1999 es una utopía para estos peloteros, a quienes su afición les pide solamente que dejen la alegría y el corazón en cada encuentro, tal y como hicieron los ídolos más grandes del béisbol pinero: Carlos Yanes, Gervasio Miguel, Alexander Ramos, Orlis Luis y el propio Michel Enríquez, por solo mencionar un quinteto de lujo.
Si en la 52 edición de nuestros clásicos beisboleros, Isla de la Juventud fue un feliz relámpago que a mitad de la primera fase comandaba la tabla de posiciones, ahora la tarea parece más dura —no imposible—, pues no todos los años se puede sorprender, ya que los refranes no son por gusto: «guerra avisada, no mata a soldados».
Finalmente, no debemos pasar por alto que la inteligencia y capacidad de dirección de Johnson puede reservarnos nuevos y mejores desempeños. Algo ansiosos y faltos de concentración vimos a los pineros en esta Copa Antillana de Acero, pero hay tiempo todavía para corregir y demostrar, al menos, que no fue un golpe de suerte lo hecho en la pasada versión.
Sus más de 80 mil pobladores se lo agradecerán hasta el delirio y Cuba entera los aplaudirá con respeto y honor.
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