La lucha, ¿conejillo de indias?
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Si a algunos tomó por sorpresa la elección de Tokio como sede de los Juegos Olímpicos de 2020, estoy seguro de que muy pocos se extrañaron cuando se anunció la votación del deporte que permanecería en el calendario de las citas estivales para esa edición, entre la lucha, béisbol-softbol y squash.
Hubiera sido una metedura de pata enorme suprimir de este tipo de lides a uno de los deportes de mayor tradición para darle paso a otros con menos historia y arraigo popular.
A los cubanos nos tocaría perder de cualquier manera, porque la pelota es nuestro deporte nacional, y la lucha es el único que nos ha dado la alegría de festejar al menos un oro en todas las justas cuatrienales desde Barcelona-1992.
Exigida por sorpresa, la lucha efectuó cambios para modernizarse, modificó las reglas para hacerse más emocionante y fácil de entender, y potenció aún más la participación de mujeres en las competencias.
No menos hicieron las otras dos disciplinas aspirantes, pero en opinión de este redactor esa era una batalla perdida para ellas.
Más que decidir si entraba algún nuevo deporte, me parece que el Comité Olímpico Internacional quería cerrar más el juego, y no darle cabida a ningún novato al mandar al ruedo a un peso pesado, porque me cuesta entender que el pentatlón moderno, la equitación o las velas tengan ventaja sobre la lucha en cuanto a comprensibilidad de las reglas, práctica popular o apoyo televisivo.
El sofocón que pasó la lucha en los últimos meses es probable que lo pasen en el futuro alguno de estos deportes o los más nuevos en el calendario, el golf y el rugby, este último quizás ayudado por el impulso del titular del COI. ¿Quién sabe si ahora que culmina su mandato el rugby no aguante un cuatrienio más en el calendario?
Esa es otra batalla, al menos en la de ahora ni el béisbol-softbol ni el squash fueron capaces de lograr cambios sustanciales en los aspectos que le había criticado el COI, y probablemente por ahí quedaron en la cuneta.
Pero no sé, a mí me sigue pareciendo que esto fue solamente un susto para de paso utilizar a la lucha como conejillo de indias y cerrar el paso a los otros dos deportes.
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