Una historia de satélites

especiales

Una historia de satélites
Fecha de publicación: 
6 Agosto 2013
0
Imagen principal: 

 

Desde el punto de vista político son como los peones del ajedrez, títeres imprescindibles al servicio de un poder mayor. Este tipo de satélites se utilizan en circunstancias especiales, cuando al titiritero no le conviene, por una razón u otra, aparecer directamente implicado.

 

Un ejemplo clásico: la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) es un satélite de Estados Unidos. Creada en el contexto de la guerra fría, tenía como contraparte al llamado Pacto de Varsovia, que agrupaba a los países del otrora campo socialista. Ambas organizaciones eran alianzas militares, cada una al servicio de los intereses de su respectivo bloque.

 

El Pacto de Varsovia desapareció con la URSS, supuestamente acabó la guerra fría. Si el “enemigo comunista” estaba extinto, ya la OTAN no tendría razón de ser. Pero la vida del mesías es complicada, siempre hay alguien a quien salvar, y en la década de 1990 los “terroristas” árabes comenzaban a ser una amenaza seria.

 

La pólvora hacía estallar al Golfo. Entonces la OTAN se hacía más necesaria que nunca, y muchas de las naciones que habían pertenecido al Pacto de Varsovia, fueron absorbidas por la alianza del Atlántico Norte.

 

De esta manera, por sus deberes para con la organización militar a la que pertenece, además de ser miembro del Consejo de (in)Seguridad de la ONU, Estados Unidos se ve frecuentemente obligado a dirigir coaliciones para invadir países. Y nadie diga que ellos son los de la iniciativa…

 

Ese es el tipo de política que ellos llevan a cabo en Oriente Medio y el satélite del Atlántico tiene allí sus funciones específicas.

 

Pero hay otra región del planeta en la que aplican una diplomacia diferente. Un juego indirecto donde se busca cambiar la correlación de poderes sin enfangarse a los ojos de todo el mundo. Obviamente, se trata de América Latina.

 

Aquí Estados Unidos perdió muchas cosas cuando países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, incluso Argentina, Brasil, Uruguay, entre otras naciones, se “infectaron con el virus Cuba” y empezaron a nacionalizar recursos y a aplicar políticas beneficiosas para los pueblos.

 

Se debilitó además, un satélite clave que tenían en la región llamado OEA (Organización de Estados Americanos), cuando en 2010 se creó la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

 

Desde antes, habían movido a sus títeres para desestabilizar Venezuela con un golpe de estado en 2003, pero los hilos se le enredaron.

 

En Honduras el satélite Micheletti les funcionó bien, cuando lograron acabar con el gobierno de Manuel Zelaya, con el mismo modus operandi de siempre: golpe de estado. Posteriormente lo intentaron en Ecuador, donde volvieron a fallar irremediablemente y el presidente Correa fortaleció su Revolución Ciudadana.

 

El Tío Sam se vio obligado a darle agua al dominó. Ahora uno de sus satélites se encuentra en Colombia. Allí tienen al presidente Santos, ferviente admirador de otro de los satélites estadounidenses: la OTAN, al punto de saltar los abismos geográficos que separan al Atlántico Norte del territorio colombiano, y proponer la adhesión de su país a la Organización de Naciones del –reitero- ATLÁNTICO NORTE. Un poco anacrónica se vería Colombia en el mapa de la OTAN.

 

Tal vez debería acostumbrarme a las contradicciones del presidente Santos. Darme cuenta de que todavía allí soplan aires de Uribe y hasta de Pablo Escobar. Aún así, la imprecisión está descartada en un buen satélite, quizás las condiciones del ambiente donde lo han colocado ya no sean las propicias para su desempeño óptimo.

 

 

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.