Chucho Valdés, un nuevo guerrero afrocomanche del jazz
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El reconocido jazzista cubano Jesús «Chucho» Valdés cambia su tradicional gorra bolchevique por un emplumado penacho comanche en Border-free, su primer disco desde 2010.
Aquel año ganó un premio Grammy por Chucho's Steps, y regresa ahora con un álbum que hurga en sus raíces afrocubanas, vuelve al flamenco, coquetea con los ritmos gnawa de Marruecos y otros.
La osada producción llega a menos de un año del fallecimiento de su padre, el gran pianista «Bebo» Valdés, y da la impresión de que el prestigioso músico emprende así un viaje espiritual a su interior.
De hecho, la placa incluye un tema titulado precisamente Bebo, su homenaje personal a quien fue considerado uno de los grandes maestros internacionales del piano y el jazz.
Chucho cuenta que grabó ese tema en diciembre de 2012, poco antes de la muerte de su padre, quien llegó a escucharlo y le encantó.
«Cuando comencé a improvisar, tuve esta idea de hacer un tumbao en la mano izquierda al estilo de Bebo y tocar en mi estilo con la mano derecha. Entonces lo que tienes es Bebo por un lado y Chucho por el otro. Y me gusta porque no fue premeditado», relató.
Con sendos temas dedicados a su madre, Pilar Rodríguez, y a su abuela Caridad Amaro, todas las canciones del disco son compuestas por Chucho, menos Blue In Green, del genial Miles Davis.
En este disco el músico busca acercarse a muchos géneros compatibles con las raíces afrocubanas, y tuvo la suerte de contar con el aporte del saxofonista estadounidense Branford Marsalis.
«Marsalis le ha dado color y fuerza a este material», comentó el veterano pianista, quien se hizo acompañar del quinteto Afro-cuban Messengers para grabar este disco entre La Habana y Málaga.
La placa tiene ocho temas, entre ellos Afrocomanche, inspirado en un episodio del siglo XVIII, cuando unos 700 prisioneros comanche fueron traídos a Cuba y aquí se mezclaron con los negros criollos.
«Nadie ha investigado mucho esto y pensé que quizás podría llamar la atención sobre el tema y tal vez inspirar más estudios. Por eso uso esa corona de plumas de guerrero en la portada», explicó.
La canción alude a elementos musicales de los nativos americanos y cierra con un africanísimo toque de tambor batá, y un litúrgico canto a Oggún, una deidad del panteón Orisha.
Según Chucho, este es su mejor disco con Afro-cuban Messengers, integrado por Rodney Barreto (batería), Yaroldy Abreu (percusión cubana), Gastón Joya (bajo) y Dreiser Durruthy (tambores batá).
Con Border-free —sin límites, sin fronteras—, Chucho hace una suerte de declaración de principios musicales, que según la Web del artista, deja un sonido profundamente personal y sin restricciones.
Aseguró que acariciaba esta idea de tomar elementos diferentes, mezclarlos y ver qué pasaba desde que era estudiante, algo que le encanta, porque lo obligó a investigar y estudiar.
«No todo es música afrocubana. Yo siempre estoy buscando por cosas nuevas», concluye el músico.
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