¿Será imposible ganarle a Holanda en el béisbol?

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¿Será imposible ganarle a Holanda en el béisbol?
Fecha de publicación: 
2 Julio 2013
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De nada vale comentar los pormenores del partido, concluido por la vía de la lechada 7-0. Un derecho conocido y bien veterano, Rob Cordermans, se agenció su tercer éxito frente a selecciones antillanas, esta vez con apenas cinco hit permitidos, 110 envíos hacia el plato, dos ponches y una base por bolas.

¿Qué falla entonces en nuestro equipo? ¿Los conocidos tulipanes nos han tomado la medida? ¿Cómo es posible que hace par de años los derrotáramos dos veces con una selección inferior –en el mismo torneo de Rótterdam- y ahora con 14 peloteros cubanos al último Clásico nos silencien tanto la ofensiva? ¿Por qué sus bateadores parecen conectar tan fácil a nuestros lanzadores?

En la selección que dirige ahora Yovani Aragón falló la ofensiva, mientras que en el Clásico hizo agua nuestra defensa y no aguantó el pitcheo. Si a eso se le suma que estos jugadores holandeses batean bien la bola rápida y son muy efectivos en cada jugada de laboratorio: elevar un fly, tocar la bola, dirigir la conexión por detrás del corredor, etcétera, estamos en presencia de un conjunto que no por gusto se coronó titular mundial en el 2011 y fue cuarto en el magno evento de marzo pasado.

Sin duda tienen una radiografía de cada uno de los integrantes de nuestra alineación y cumplen al pie de la letra cómo lanzarle. Solo Yasmani Tomás y José Miguel Fernández, los más jóvenes en un equipo Cuba, se vieron sueltos con el madero frente a ellos, tanto en Tokio como ahora en Rótterdam. Además, la filosofía de irle a los primeros envíos no puede ser una camisa de fuerza y en la última derrota pareció ser la primera indicación desde el banco.

No es tampoco la primera ocasión que sus jugadores parecen “batear avisados”; es como si conocieran o telegrafiaran los lanzamientos de nuestros pítchers. Recordemos que solo el desaparecido Yadier Pedroso, con un repertorio envidiable, pudo imponerse en par de ocasiones desde el 2011.

Sin embargo, más allá de estas consideraciones y las muchas que faltan y podrán hacer nuestros técnicos este martes antes de volver a enfrentarlos el miércoles en Rótterdam –el calendario del evento es a doble vuelta y chocarán seguidos—, se nota que también pesa un factor psicológico en nuestra escuadra, semejante al que en algún momento hubo con Japón desde el 2006.

No es imposible ganarle a Holanda como lo hemos hecho en infinidad de ocasiones, pero si tropezamos con las mismas piedras (lanzadores lentos e inteligentes, mucho oficio a la defensa, bateo oportuno y ajustado, por solo mencionar tres) y no le aplicamos el antídoto técnico-táctico del béisbol moderno, estaremos condenados a alargar esta maldición de los conocidos tulipanes, quienes reitero, no son ya unos improvisados en el béisbol como lo eran quizás en la década del 70 y 80 del siglo pasado.

Ellos se han convertido en nuestra bestia negra, como algunos colegas lo han definido; aunque me inclino a pensar que la bestia no sería tan oscura si sobre ellos cae la luz del mejor béisbol cubano, que desgraciadamente no salió al terreno este lunes en Rótterdam.

 

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