Servando Cabrera Moreno para siempre

No declinan. No envejecen. Estos cuerpos entrelazados, hechos un amasijo de carnes y sensaciones, sin santurronerías ni vulgaridades devuelven el erotismo humano ahora como antes, cuando el pintor que ya cumple 90 años vivía y creaba en La Habana con pinceles de su tiempo que lo sembrarían para todas las épocas.

El erotismo como la épica, cada etapa del trabajo de Servando Cabrera Moreno tiene una vitalidad que no cesa, un sello irrepetible, una seducción inagotable. Cuba va en su obra como fue el artista tras su isla, a indagar en su historia, en su gente, a descubrir la belleza intrínseca, la más profunda belleza del guajiro rudo, de la muchacha delicada, de los héroes.

Rosemary Rodríguez Cruz es una profesional que, durante varios años de trabajo en el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno, ha estudiado las esencias y particularidades de la obra del maestro Cabrera Moreno. Entrevistada para Cubasí, comentó en cierta ocasión:

«Hay elementos muy cubanos dentro de la obra de Servando como es el sombrero típico de yarey, las palmas, la caña de azúcar, los fusiles en alto que refuerzan la condición del hombre fuerte, que empuña, que vence. Servando captó y dejó constancia de momentos importantes que vivió la nación como la Campaña de Alfabetización en el caso de El brigadista Benjamín o la invasión mercenaria de 1961 en su pieza Playa Girón».

«La más bella pluma en el sombrero del surrealismo», lo nombró André Breton. Aunque nadie podría resumir a este versátil artista en un movimiento o tendencia únicos, un hilo conductor bien marcado sí tuvo su obra: lo humano. El ser humano erotizado, heroico, viril, instintivo, hermoso, permanece al centro de su obra en todas y cada una de las etapas que transitó Servando.

Quizás esa propia vocación, ese interés por la condición humana, sus misterios, sus modos de expresión, sus costumbres, su historia, lo llevó a completar una de las mayores colecciones de arte popular que se conservan en Cuba.

La obra de Servando acaba de ser declarada Patrimonio Cultural de la Nación, una de esas decisiones que oficializa con justicia lo que ya estaba en el alma: Servando forma parte desde siempre y para siempre del patrimonio espiritual de un país donde las nuevas generaciones lo reconocen y lo aprecian. Al decir de Gerardo Mosquera, es «…el artista nacional que mayor influencia ha ejercido en los pintores jóvenes, y caso extraño, el único de los “viejos” al que admiran en forma casi unánime».