De Fukuoka a Tokyo: más caliente todo

El viaje de 881 kilómetros entre Fukuoka y Tokyo fue esta vez en avión, en lugar del famoso tren bala que nos trasladó la primera vez en sentido contrario. Lo más distintivo, sin duda, fue que  las bajas temperaturas ascendieron un poco,  pudimos intercambiar casi dos horas con los peloteros en el vuelo y para rematar, el hotel de la prensa cubana, Tokyo Green,  tenia calefacción en lugar de aire acondicionado. ¡Más caliente todo!

La capital japonesa desde el aire enseña su más tradicional color, el verde, aunque es realmente impresionante, ya en sus avenidas, su extensión en perfecta mezcla de árboles, parques y jardines con una arquitectura en la que predominan altos edificios, muchos de ellos con ventanas, cortinas o fachadas del color que más esperanza da a los seres humanos.

La temperatura de 15 grados que nos recibió en Tokyo es casi calor para nosotros, los cubanos, después de soportar 3 y 4 grados en Fukuoka, aunque el servicio meteorológico anuncia que el lunes descenderán y nuevamente los caribeños tendremos que sacar nuestros abrigos y forrarnos como esquimales, aunque veamos a muchachas niponas con las piernas al descubierto y niños en short y pulovers haciendo ejercicios en sus escuelas como si estuvieran en pleno verano.

Pero fue caliente también el trayecto porque en el aeropuerto pudimos conversar con los protagonistas de nuestra razón de ser en este tercer Clásico Mundial, la selección cubana de béisbol. Preguntas de cómo veíamos el resto de los grupos, revelaciones e interioridades de lo vivido ante Brasil, China y Japón y no pocos análisis sobre lo qué pudiera pasar ante Holanda y probablemente Taipei de China llenaron las dos horas del viaje.

José Miguel Fernández sonríe cuando alguien le recuerda que ha extendido su liderato de bateo en la Serie Nacional cubana al del Clásico. “Ni siquiera lo esperaba, pero me preparo para batear y han salido las conexiones”, reconoce con sencillez este matancero, que se ha adueñado del tercer turno en la alineación sin temores, dado el mal momento ofensivo de Yulieski Gourriel.

Freddy Asiel Álvarez es otro de los presentes en la improvisada peña caliente a la sala de espera del aeropuerto: “voy de relevo contra Holanda y aunque mi función en el equipos es de abridor ese juego hay que ganarlo de todas, todas” comenta el villaclareño, quien viste de traje negro y corbata gris, como los 28 peloteros de la delegación cubana.
Con esa amabilidad y sabiduría probada, Jorge Fuentes, ataviado de carmelita al igual que el resto de la dirección del conjunto, prefiere preguntarnos las impresiones nuestras del certamen antes de confesar que pocas veces había sentido tanta mentalidad positiva en un grupo en pos de un resultado. “Y ese trabajo es de todos, incluidos ustedes los periodistas, lideres de la opinión dentro y fuera de Cuba”.

El arribo a Tokyo es la segunda parada de una delegación que tiene en vilo a todo un país, que se desvela cada madrugada por el sueño de llegar por segunda ocasión a San Francisco, donde parece que no tendremos tampoco un clima caliente, aunque nuestros peloteros pudieran ponerlo en llamas.