Mijaín, excepcional y… ¡El mejor!
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Confieso que al momento de recibir la noticia me albergaron sentimientos encontrados. Por un lado la satisfacción de nuevamente recaer en Mijaín López (20 de agosto de 1982) la condición de mejor deportista del año en Cuba. Y es que Mijaín constituye un ejemplo de la estirpe de nuestros atletas, acreedor además del Botón Olímpico, y no solo eso, además se proyecta como el típico cubano: jaranero, familiar…
Por el otro el hecho de que hasta el último momento estuvo en pugna con el pistolero rápido Leuris Pupo (9 de abril de 1977), igualmente as en la ciudad del Big-Ben, más pausado, con carácter y nervios diseñados a la medida de su disciplina, pero igualmente diáfano en su conversación. Si me preguntaran, ambos hubieran sido elegidos, que conste que no descarté a los púgiles Roniel Iglesias y Robeisy Ramírez, este último designado el novato del año, pero… los cetros de Mijaín y Pupo tienen el calificativo de trascendentales.
Muchas palabras han salido de esta pluma sobre la trayectoria de estos atletas. Hoy sencillamente no nos centraremos en sus carreras, títulos, reconocimientos. Hablaremos de paternidad, longevidad, entrega, sinsabores, algo que ambos experimentaron en su camino al Olimpo deportivo en este 2012.
El cierre de ciclo del gigante de ébano de Herradura, marcado por su intervención quirúrgica del codo derecho y una derrota sufrida en la final del Mundial de Estambul a manos del turco Riza Kayaalp, que devino en su principal incentivo:
“Llegó un momento en el que no quería que nadie me hablara más del turco. Vi ese combate y me repetí la estrategia miles de veces. Tenía que traerle un título grande a mi hijo, —después del oro de Guadalajara el primero de tal magnitud—, devolverle la confianza a mi pueblo, hacerle honor a mi condición de doble abanderado”, ahondó.
Justamente en tierras tapatías Pupo quedó fuera de la final pues su pistola Pardini electrónica le jugó una mala pasada el segundo día de la clasificación. Lo vi incluso derramar lágrimas de dolor, mostrar otra cara de su lado humano, ese que muchos sencillamente no le atribuyen a los deportistas de alto rendimiento. Queremos, y a veces les exigimos sin intentar siquiera colocarnos en su lugar. Ese mismo Pupo se desquitó con creces a la vuelta de diez meses. Hoy exhibe el primer lugar del ranking del orbe en su modalidad con 3 364 puntos y en nuestro último encuentro sonriente me dijo: “ahora mi hija tendrá entre sus primeros juguetes una presea de oro olímpica”. Dos grandes, marcados por la paternidad, el número 20, (ese tiempo lleva Mijaín liado a los colchones, en tanto dos décadas en la armada nacional avalan a Pupo).
Ahora a ambos los golpea otra preocupación, en que condición llegarán a Río de Janeiro 2016:
Estaríamos hablando de 34 años sobre las espaldas del gladiador, una disciplina de combate es mucho más exigente en el plano físico que el tiro. En la actualidad no se emplea a fondo. Dos sesiones semanales sin mucho desgaste. Eso con el consabido escollo adicional de hacer el peso exacto. Justamente ahí hay otro inconveniente. Ajustar su cronograma competitivo a Campeonatos Mundiales y de clasificar allí, a las Copas del Mundo. Otro elemento a tener en cuenta es la culminación de su Licenciatura en Cultura Física. Si baila con trusas de oro en la geografía emularía al otrora súper pesado excelso ruso Alexander Karelin, único triple monarca estival, por esas cosas de la vida, también en la modalidad clásica.
Pupo en cambio se debate por estos días entre sus tres horas diarias de entrenamiento, pretende refrendar su condición de monarca acá en la copa Cerro Pelado. Eso se traduce entre 200-250 proyectiles divididos en series de ocho, seis y cuatro segundos. ¿Complemento? Una hora de trabajo físico luego, (media de trote, caminata para reducir la intensidad y cierre con planchas y abdominales). Otra buena nueva: ya desenfundó en el polígono Enrique Borbonet la Pardini mecánica nueva, que reduce el margen de fallos en relación con la electrónica. Contrario a la lucha, el tiro es una disciplina longeva, tanto es así que el alemán Ralph Schumann, considerado el pistolero más laureado de todos los tiempos se retiró recientemente en Bangkok con 50… Ojalá Pupo (tiene 35 en este minuto) pueda igualarlo.
Difícil señores fue desprenderme en definitiva de ambos. Sigo acusando las mismas sensaciones encontradas, no pude desprenderme de ellas. Algo característico de los humanos, como también lo son Mijaín y Pupo, quienes andan con naturalidad sin que la gloria los abrume, ciegue. Ambos merecen el cartel de excepcionales, pero el primero una vez más… sencillamente el ¡mejor!
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