Los tres equipos independientes de investigadores, encargados de determinar si Yasser Arafat fue envenenado, tomaron 60 muestras supervisados por un patólogo palestino, el único autorizado a tocar los restos.

Las muestras fueron distribuidas de manera alícuota entre los tres grupos de científicos, uno francés, a petición de Suha Arafat, la viuda del líder fallecido hace ocho años en un hospital de París; otro ruso y un tercero suizo.

Arafat enfermó de manera repentina en 2004, mientras estaba sitiado por el ejército israelí en la Muqata, la sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que con frecuencia atacó la edificación, y al cual no le faltaron oportunidades de disparar proyectiles cargados con la materia radiactiva Polonio 210, acorde con sospechas.

La exhumación de los restos de Arafat fue concretada pocos días antes de que la Asamblea General de la ONU aprobara por mayoría abrumadora elevar el estatuto de la ANP de entidad observadora al de país no miembro, lo que abre nuevas posibilidades para los palestinos.

Este domingo, los palestinos residentes en la Cisjordania recibieron como un héroe a su regreso de la ONU a Mahmud Abbas, el presidente de la ANP, quien proclamó que el 29 de noviembre, día de la votación, fue un punto de inflexión en la lucha de los palestinos por su Estado independiente.