Ídolos a los que el dopaje hundió

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Ídolos a los que el dopaje hundió
Fecha de publicación: 
23 Octubre 2012
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Antes de que la UCI borrase a Armstrong de la historia del ciclismo, el texano estaba considerado el mejor de la disciplina en toda su historia. Pero el de los siete Tours no es el único que ha caído desde lo más alto tras un caso de dopaje. Marion Jones tuvo que afrontar la cárcel, Heidi Klieger pasó a ser Andreas Klieger por los cambios que le había provocado las hormonas y  Marco Pantani cayó en un profunda depresión que le llevó a una sobredosis.

El ciclismo es el deporte donde más ha dado que hablar en el uso de sustancias dopantes desde que se destapase el caso Festina. Entonces cayó una red dopaje internacional que traficaba con el entonces indetectable EPO. Ese Tour del escándalo Festina lo acabaría ganando Marco Pantani.

Al año siguiente se recrudecieron los controles para detectar sustancias y 'el Pirata' fue excluido del Giro al detectársele una tasa anormal de hematocrito. El ciclista cayó en una profunda depresión. Pasó cuatro año entre tribunales y estupefacientes, antes de que se le encontrase muerto víctima de una sobredosis de cocaína.

Aunque fue menos trágico de lo que se esperaba con los primeros nombres. Otro terremoto asolaba al mundo del ciclismo con las casi 200 bolsas de plasma sanguíneo de Merino Bartres y Eufemiano Fuentes. Ullrich e Ivan Basso, que habían acompañado a Armstrong en el pódium de 2005, se vieron salpicados. El primero se retiró antes de que se confirmase que su bolsa contenía EPO y Basso se declaró culpable ante el CONI para reducir su sanción.

Otros casos más allá del ciclismo

Uno de los primeros casos mediáticos de dopaje fue el de Ben Johnson. En la final de 100 metros de 1988 en Seúl se jugaba la medalla olímpica contra una leyenda, Carl Lewis. Ben salía mejor que cualquier otro, pero el ritmo de carrera del "Hijo del Viento" era insuperable.

Ese día el canadiense dejó muy alejado a Lewis. Se proclamó campeón olímpico con el mejor tiempo de la historia en aquel momento 9.79. Tres días después cayó al abismo del olvido, cuando se le despojó de la medalla y se anuló su record por uso de anabolizantes. Ese 9.79 permaneció 17 años en el recuerdo, hasta que Asafa Powell en 2005 consiguió rebajarlo sin ninguna ayuda.

También en Atletismo fue meteórico el ascenso y caída de Marion Jones. Desde finales de los años noventa dominaba la velocidad y se la señalaba como la única capaz de acercarse al los récords de velocidad femeninos establecidos por Florence Griffith. En los Juegos Olímpicos de Sydney confirmó su superioridad con cinco medallas. Pero en 2007 una llamada anónima desveló que en un laboratorio de San Francisco se fabricaba un esteroide sintético y su nombre se vio implicado. Declaró haberse dopado en aquellos Juegos de Sydney y le fueron retiradas las medallas.

En el deporte rey, el caso más famoso es el de Maradona. Pese a que se le considera uno de los grandes de la historia del fútbol, el final de su carrera se vio empañado por la lacra del dopaje. Diego Armando Maradona era un ídolo en medio mundo y poco menos que un dios en Argentina a principio de los noventa. cuando un positivo por cocaína estando en el Nápoles manchó su imagen. En el Mundial del 94 parecía que recuperaba su mejor versión, pero otro positivo por efedrina llevó al astro a un ocaso inesperado.

Más llamativos fueron otros casos. La República Democrática Alemana creó un plan estatal para mejorar el rendimiento de los deportistas, que llevó al país de 17 millones de habitantes a pelear en los medalleros olímpicos con la Unión Soviética y Estados Unidos. Heidi Krieger, campeona europea de lanzamiento de peso en 1986, tomó sistemáticamente desde los 16 años las hormonas que le suministraban sus entrenadores. Esas hormonas desestabilizaron su cuerpo y acabó cambiando de sexo en 1997.

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