Las comidas de Lezama, con el encanto de los libros antiguos
especiales
Hace apenas unas horas llegó a mis manos un precioso regalo, un libro que muy pronto será presentado al público y que fue publicado por la Colección Sur del Festival Internacional de Poesía de La Habana, pero no es un libro de poemas, es un libro de recetas de cocina que lleva por título Las comidas de Lezama Lima.
Un precioso libro, con exquisito diseño, que tiene el encanto de aquellos antiguos de la época de nuestras abuelas, hasta en el color, un blanco marfil.
Publicado con el auspicio de la Fundación Cultural Asia Iberoamérica de Bogotá, Colombia y la Fundación Wolsan de Corea del Sur, este libro, con recetas de cocina, tiene la característica muy singular de darnos una idea de los platos que menciona José Lezama Lima en su obra literaria, aquellos que él comía y que tanto le deleitaban.
Qué cubano no recuerda aquella escena de la película Fresa y Chocolate, donde Diego, David y Nancy recrean uno de los famosos almuerzos lezamianos, en una elegantísima mesa donde vajilla y mantel se combinan con platos de apetitosa apariencia y en la que los comensales se entregan al enorme placer del disfrute.
En este libro, su autora, Silvia Mayra Gómez Fariñas, se valió de múltiples fuentes para reconstruir este testimonio, tanto de la lectura una u otra vez de lo que escribió el poeta, como de los recuerdos de los muchos amigos de Lezama, entre los que también ella tuvo el privilegio de encontrarse.
Por tanto, aun cuando es un libro de cocina, es diferente, muy distinto de aquellos volúmenes que tanto perseguíamos de Nitza Villapol, este es, al decir de su prologuista, el colega Ciro Bianchi, una ordenación que va haciéndose a partir de la lectura de Lezama, que a lo largo de estas páginas, nos sale al paso una y otra vez, para ofrecer con sus palabras, el contrapunto necesario.
Son muchas las recetas que aquí nos encontramos y en esta cálida tarde de septiembre no resisto la tentación de compartir con mis lectores esta que acabé de preparar, se trata del jugo de guayaba lezamiano, verdaderamente delicioso.
Se necesitan cuatro guayabas medianas, cuatro cucharadas de miel de abejas y un litro de agua aproximadamente.
Lave tres guayabas, límpielas y píquelas en cubos, colóquelas en el vaso de la batidora junto con la miel y añada agua hasta la medida del vaso, bátalo y páselo por el colador.
Pique la otra guayaba en cubos pequeños, distribuya el batido en vasos y añádale proporcionalmente los cubos de guayaba. Mantenga los vasos en el frío hasta el momento de servir.
Retomando las palabras de Ciro Bianchi, amigo personal de Lezama, la cubana es una cocina que huye de lo rebuscado, que no se deriva de la española, aunque se le parezca, porque nuestros compatriotas, aquellos criollos que se rebelaron y marcharon a la manigua redentora en el 68, fueron también abriendo la saga de las comidas mambisas e hicieron la nuestra, rebelde e improvisada, ligada con usos y gustos campesinos, que hermanó clases y razas.
En la obra de Lezama Lima abundan ejemplos de lo que él consideraba la voluptuosidad y sorpresa de nuestra culinaria, y esas recetas Mayra Silvia las recoge en este precioso libro que nos hace recordar viejos y hermosísimos volúmenes de los tiempos de nuestras abuelas.
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