Manrique Larduet y Marcia Videaux: Mortales olímpicos en el horizonte
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La gimnasia artística cubana aún carece de una presea olímpica. El sueño de muchos amantes de este deporte, de largas horas dedicadas a los entrenamientos, de mortales y giros desde bien pequeños en busca de esa gloria suprema, aún no ha coronado. Pero no lo veamos como algo inalcanzable.
Partimos de la idea de que solo 37 países han conseguido escalar al podio de premiaciones, con la extinta Unión Soviética (33-29-26), Rumanía (24-16-22), y Estados Unidos (14-20-14) a la cabeza.
De hecho, en la formación de varias generaciones de nuestros gimnastas hay una marcada influencia de saberes rusos y de otras naciones de la Europa del Este, especialmente en las décadas del 70 y 80 del pasado siglo. Países que, por demás, sustentaban buena parte del prestigio y la hegemonía sobre dicha disciplina en aquel entonces.
Mucho ha llovido hasta la actualidad y, de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Cuba cuenta hasta este minuto con dos gimnastas clasificados: Manrique Larduet y Marcia Videaux.
Ambos lo consiguieron en el pasado Mundial de la especialidad en Stuttgart, Alemania, lid en la que Larduet culminó en el puesto 21 del all around gracias a 81.898 puntos (13.833 en manos libres-12.800 en arzones-13.666 en anillas-13.100 en paralelas y 13.866 en barra fija); mientras Marcia recalaba en el escaño 53 (14.366 en salto-11.800 en asimétricas-11.733 en viga de equilibrio y 12.733 en manos libres).
Hablamos de una época en la que el poderío está mucho más distribuido. Tanto es así, que, en el caso de las féminas, entre las diez primeras del concurso de máxima acumuladora, siete pertenecieron a distintas naciones, con Estados Unidos, China y Alemania repitiendo; en tanto entre varones ocho países diferentes tuvieron a un representante en el top-ten, con Rusia (1-2) y China como únicos repitentes.
Ahora bien, analicemos en qué condiciones accedieron nuestros exponentes a su pasaporte olímpico.
Manrique
Considerado holgadamente el mejor gimnasta cubano en nuestros días, Manrique llegó a los tapices germanos en busca de su cupo luego de un largo proceso de inactividad, producto de lesiones en sus dos muñecas, intervención quirúrgica y posterior período de rehabilitación. De hecho, en ese escenario el indómito solo se presentó en el all around, centrado en su objetivo y dispuesto a no arriesgar más de la cuenta en su componente físico.
Como precedente de su primera incursión bajo los cinco aros en Río 2016, Manrique atesora el lugar 15 de la clasificatoria entre los máximos acumuladores (86.814 unidades), el quinto en la final de barras paralelas (15.625), y el sexto en la definición de la barra fija (15.033).
Estos dos aparatos, junto con el caballo de salto, constituyen los platos fuertes dentro de las selecciones de Manrique, aun cuando él mismo me confesara que en el Mundial no presentó programas de alto grado de complejidad.
«La idea es ir progresando e incorporando elementos poco a poco. Estuve inactivo mucho tiempo, y hay que recuperar la confianza para luego elevar la dificultad de las rutinas, no solo en los aparatos fuertes, sino en los restantes también», manifestó el gimnasta de 23 años y 1.60 metros de estatura.
A propósito, tanto las anillas como los ejercicios a manos libres de Manrique, si bien no frisan los estándares de los de otros exponentes de la élite, tampoco se hallan por debajo de la media.
En ese sentido, es el caballo con arzones su aparato más débil, y en eso, de alguna manera, influye su baja estatura y extensión de sus extremidades, lo que le dificulta un poco ejecutar con amplitud algunos de los elementos que requiere el mismo.
Otra cuestión nada despreciable radica en el cambio de entrenador, pues al Mundial Larduet no asistió bajo la tutela de Carlos Rafael Gil, a quien, en más de una ocasión, no ha dudado en llamar como su segundo padre.
De cualquier forma, el indómito deberá continuar in crescendo como parte de su preparación rumbo a la cita en tierra del Sol Naciente, máxime cuando estos meses serán determinantes en la consolidación de sus programas y adquisición de forma óptima.
El doble medallista universal de Glasgow 2015 (plata en el all around-90.698 y bronce en barra fija-15.600) buscará con todas sus fuerzas la eternidad del Olimpo deportivo.
Marcia
Derivado de su progresión, Marcia se agenció el pasaporte olímpico. El caballo de salto es, indiscutiblemente, el aparato que mejores dividendos le deja a la granmense de 20 abriles. Los ejercicios a manos libres se consideran su otro componente aceptable. En cambio, debe elevar mucho su nivel de ejecución y complejidad en la viga de equilibrio y las asimétricas.
Todavía dista del nivel cualitativo que poseen las mejores exponentes de la élite del orbe, con la estadounidense Simone Biles a la cabeza, pero destila ambición y ganas de continuar creciendo.
Tokio, al menos, ya está a su alcance. De sus respectivos rendimientos dependerá la posible materialización de un sueño de décadas para la gimnasia artística antillana.
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