Nueve meses de Dina Boluarte en el poder

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Nueve meses de Dina Boluarte en el poder
Fecha de publicación: 
4 Septiembre 2023
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Fotografía tomada del elindependiente.com

Volvemos a Perú. En tres meses se cumplirá un año del golpe de Estado al entonces presidente Pedro Castillo, y el ambiente político cada vez se encuentra peor. Recientemente una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y el medio de prensa La República aseguró que el 85% de los connacionales no confía —o lo hace muy poco— en el Gobierno de la mandataria designada Dina Boluarte.

Y es que desde que Castillo fue usurpado de su silla y en su lugar el Congreso puso a Dina Boluarte, quien hasta entonces era su aliada y vicepresidenta, la administración del país andino se convirtió en espejo del Parlamento, justo lo que necesitaba tras sacudirse al antecesor cual piedra en el zapato.

El desafecto es evidente, no solo lo muestran los números. Incrementan las manifestaciones y el rechazo en los medios y en las redes sociales, mientras más lodo se echa encima una presidenta que pudo trascender como la primera mujer en asumir dicho cargo en Perú o por crear un proyecto inclusivo que tuviera en cuenta los reclamos; pero no, resultó una política camaleónica, tozuda o invisible que poco hace, o a penas se nota.

Pareciera que Dina Boluarte solo intenta sobrevivir, mantenerse hasta 2026 cueste lo que cueste, a pesar del caos social, el descalabro económico, los muertos y los heridos.

Muchos se preguntan cómo consigue conciliar el sueño con tan bajo índice de aceptación, cómo se queda tan quieta o son tan desacertadas las estrategias que adopta, si se esfuerza por hacerlo mal y si sabe que es solo un peón hasta que el propio Congreso con su enorme poder la estime prescindible y le arranque los hilos para sustituirla por una mejor marioneta y poder seguir deshaciendo Perú. Probablemente lo sepa y aprovecha el momento, su pequeño espacio de poder, mientras pueda. Es difícil creer en su ingenuidad, y de hecho para dirigir un país no vale ser inocente.

Dina Boluarte no genera seguridad, carece de liderazgo, y va de un fracaso a otro por su mandato ineficiente que no atiende los problemas reales de los peruanos, no impulsa reformas en beneficio de los más necesitados; y ese comportamiento indiferente se refleja en insalubridad y pobreza que no tiene intención de resolver o al menos es lo que aparenta.

Claro que el ejecutivo de Dina Boluarte se encuentra contaminado por las intenciones parlamentarias, y la situación es similar para el resto de los poderes. La desaprobación, el poco respaldo, lo ilícito y la desidia debilitan las estructuras del Estado, no tanto las instalaciones sino lo que más importa, las autoridades, los procesos.

Dina Boluarte pasará a la historia por su falta de gestión, su poco carisma, su cambio de casaca, los escándalos que se le achacan, todo eso junto que se expresa en el poco apoyo que tiene y en los sondeos que estiman su fracaso desde el inicio porque sus prioridades están alejadas del pueblo, y porque, básicamente, Perú quiere un presidente democráticamente electo, además de nueva Constitución, justicia para las víctimas, entre otras demandas relacionadas con el fin de la corrupción.

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