No una simple elección: Orbán, pesadilla del Imperio

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No una simple elección: Orbán, pesadilla del Imperio
Fecha de publicación: 
6 Abril 2022
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Viktor Orbán

La cuarta victoria consecutiva de Viktor Orbán en los comicios presidenciales de Hungría ha sido un fuerte golpe para los planes del imperialismo norteamericano de seguir acorralando a Rusia, eliminar la piedra en el zapato que constituye el reelecto tres veces mandatario y la perdida de millones de dólares empleados para reunir a seis partidos de oposición con el fin de enfrentar al aún confiable dirigente para el pueblo.

De Hungría, además de la belleza de su capital, que, al igual que en las antiguas provincias cubanas de Camagüey y las Villas, un río divide en dos partes, Buda y Pest, lo más difícil es, además de aprender el idioma local (más que el checo, japonés y árabe, por ejemplo) ha sido sacar fuera de juego a este mandatario, de tal manera que los medios de prensa al servicio de Occidente, como Microsoft News, no pueden explicarse la victoria de este hombre, porque no quieren ver que aún es popular.

Occidente no puede explicarse cómo es posible que Víctor Orbán siga teniendo tanto apoyo en Hungría y haber triunfado ante una oposición que no estaba dividida, a lo que podría agregar, después de haber comprado tantas voluntades para evitar la indeseada victoria.

Pero esa impresión es engañosa. Finalmente, el partido Fidesz, de gobierno, fue capaz de movilizar a los votantes indecisos mucho mejor de lo esperado. Incluso ganó en las circunscripciones en las que se preveía que triunfaría la oposición. La retórica de permanente estado de combate siempre le ha servido a Orbán, quien en los últimos años ha atacado el alto coste de los alquileres, ha insultado a Bruselas y a Soros, y actualmente, ante la operación militar de Rusia en Ucrania, se ha desligado completamente de la campaña para satanizar a Putin y endiosar a Zelenski.

Fidesz dijo estar del lado de la paz, y aseguró que, mientras gobernara, no se entregarían armas a Ucrania ni se las dejarían pasar por el país, pero tampoco se enviarían fuerzas de paz ni se aplicarían las sanciones de la Unión Europea contra Rusia, porque podría "poner en peligro el suministro energético de Hungría”.

El ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, llegó a acusar abiertamente a Ucrania de intentar influir en las elecciones. Esto hace que el gobierno de Hungría sea el único dentro de la Unión Europea y la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte que no celebra a Zelenski, como un héroe, sino que lo ve como un enemigo que se alineó con la oposición.

No es casualidad que Orbán no se uniera a los jefes de gobierno de Polonia, la República Checa y Eslovenia en su viaje a Kiev, a mediados de marzo, prefiriendo en su lugar visitar a Aleksander Vucic en Serbia, que mantiene una relación tan estrecha con Rusia como Hungría, y que también ganó este 3 de marzo las elecciones en su país.

VICTORIA PARA RECORDAR

"Tenemos una victoria así, se puede ver desde la Luna, pero es seguro que se puede ver desde Bruselas", Orbán dijo a sus partidarios el domingo por la noche, aludiendo a los enfrentamientos de su partido con los líderes de la UE, agregando: "Recordaremos esta victoria hasta el final de nuestras vidas, porque tuvimos que luchar contra una gran cantidad de oponentes".

Esas fuerzas incluían no solo a los propios partidos de oposición de Hungría, dijo, sino también a "los burócratas de Bruselas, el imperio Soros, con todo su dinero, los principales medios de comunicación internacionales y, al final, incluso el presidente ucraniano. Nunca tuvimos tantos oponentes al mismo tiempo".

La coalición liderada por Fidesz, de Orbán, aplastó a un bloque de oposición de seis partidos en las elecciones del domingo, y aseguró suficientes escaños en el parlamento para otra supermayoría constitucional.

"El mundo entero puede ver que nuestra marca de política demócrata cristiana, conservadora y patriótica ha ganado", Orbán declaró, y, a pesar de que siempre se le ha señalado como derechista –como cuando elogió a Trump en detrimento de Biden-, las denominadas fuerzas de izquierda no lo son tanto, y responden más a las estimulacione$ foráneas, en su afán de controlar Hungría.

UN HOMBRE QUE SE ARRIESGA

Orbán se ha jugado mucho en esta victoria. Con su rumbo amigable con Rusia, puso en peligro la larga tradición de amistad polaco-húngara, e incluso la cooperación entre los países del Grupo de Visegrado.

Además, el gobierno húngaro ha hecho de todo para evitar que la enorme inflación golpee a las clases más necesitadas. Así, a los padres se les devolvió el impuesto sobre la renta, los pensionistas recibieron una pensión mensual completa adicional, se limitaron los precios de la gasolina y los alimentos y se retrasaron las subidas de los del gas o la electricidad con una ayuda estatal masiva.

Sus enemigos de dentro y de afuera auguran que Orbán debe seguir un curso de austeridad, si no quiere enviar al país a la bancarrota, y también romper el aislamiento diplomático, rehabilitar las relaciones con los gobiernos de los países ex soviéticos y la posición de Hungría en la UE.

Y es que, destaco, para el Imperio es un pecado que Putin y Orbán mantengan relaciones amistosas desde hace tiempo, a pesar de las numerosas crisis entre Moscú, por un lado, y la Unión Europea y la OTAN por otro, de las que Hungría, subrayo, es miembro.

A inicios de febrero, en medio de la crisis entre Rusia y Occidente, antes de la ofensiva rusa en Ucrania, Orbán se había reunido con Putin en Moscú, luego de convertirse en el primer país europeo en utilizar la vacuna rusa contra el COVID-19 Sputnik V, a la que calificó de eficaz, a pesar de que no está reconocida por la Agencia Europea de Medicamentos, por cuestiones que, a todas luces, son políticas y no profesionales.

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