Marco Rubio: buen pelo, pero mala cabeza
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Donald Trump y el senador Marco Rubio en un acto de campaña en Miami, el 6 de noviembre de 2022. Rebecca Blackwell / AP file
Cuando a Marco Rubio le preguntaron el por qué Donald Trump no le había escogido como compañero en la fórmula presidencial republicana, el susodicho de lamentable origen cubano respondió lacónico que “porque ambos somos de Florida” (¿?), una explicación muy débil, cuando recordamos que el senador habló pestes del colorado candidato en el 2016, para luego rendirle pleitesía ante su inteligente e inesperada victoria sobre la demócrata Hillary Clinton.
En aquel entonces, ante la realidad de que no podía ganar la candidatura republicana, Rubio calificó de inepto al magnate, quien dijo ante un auditorio en Charleston que el sujeto “es extremadamente ambicioso, demasiado joven y tengo mejor cabello que él, ¿verdad?".
Más tarde en Columbia, la capital estatal, dijo que Rubio "es un peso ligero" que está "sentado en el Senado, mientras yo creo trabajos".
Max j. Castro, sociólogo cubano radicado en Miami, dice que Rubio “es guapo, elocuente, conocedor de las cuestiones, y lo suficientemente inteligente para un político, aunque no a la altura de un Obama o de Clinton, con un tono medido y no estridente, pero es el perfecto lobo con piel de oveja y un republicano muy peligroso”.
Rubio, quien ha repetido hasta la saciedad que si algún día llega a ser presidente rompería relaciones con la bloqueada y perseguida Cuba, de donde son sus orígenes, se presenta como una buena persona, pero su ideología y sus posiciones políticas son repugnantes.
Las políticas que Rubio implementó en Florida hicieron pagar un alto precio a las personas más vulnerables: niños pobres que necesitan atención médica especializada, trabajadores de bajos ingresos que no pueden pagar un seguro médico privado, los jóvenes desempleados y encarcelados, y adultos que corren el riesgo de ser heridos o muertos por guardias sin control.
En este contexto se le preguntó a Rubio que hiciera algo para que los niños inmigrantes pudieran obtener atención médica decente, a lo que el cuestionado respondió: “No queremos crear otro programa de ayuda social”. Entretanto, la legislatura floridana prodiga beneficios fiscales a los individuos y corporaciones ricos.
En cuanto al comentario de Rubio es el tipo de cosa que pudiera haber aprendido en los semanarios dirigidos por grupos de derecha, pero eso no quita el puro salvajismo de una sociedad que blasona de un alto nivel de vida, pero cuestiona el derecho de un niño a la atención médica.
Ahora bien, Marco Rubio no es actualmente un preferido del voto latino, pero ello no es óbice para que en un país como Estados Unidos -donde reina la desigualdad y el poder de los más ricos- se hace posible su candidatura a presidente y posible elección en el 2028, por ejemplo, lo cual le hace aún más peligroso.
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