Los 100 metros del oportunismo.¿Martiano y sionista?
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Imagen de una parte de la Calle G, en La Habana, donde el "cesped" fue cubierto por adoquines.
Pues sí. No limpie los lentes. O no se frote los ojos, amable lector. Como lo está leyendo. Y todavía guarde una reserva para el asombro. Sucede que así se autodefine alguien que, para añadir un ingrediente más a la insólita mezcla, se declara también anticomunista y, a la vez, defensor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿No le basta? Pues para que la cocción disimule el mal sabor más que probable del resultado, he aquí la solución: siempre según sus propias palabras: estamos ante un socialdemócrata, anticomunista, martiano y sionista. Ah!, y opuesto al bloqueo, al que suele llamar, a tono con el equilibrismo semántico para agradar a Dios y al Diablo, embargo/bloqueo.
Si la cultura cubana es un ajiaco, quizás nunca Fernando Ortiz sospechó siquiera que en la composición del caldo se intentara agregar tan antinómicos ingredientes. Sin embargo, esta nota no va, principalmente, del sionismo. Pero algo hay que decir al respecto. Porque sucede que el personaje que así se autodefine, - (que no es que estemos ahora repartiendo las temidas recetas a diestra y siniestra) - reivindica, como cubano en el “exilio”, aunque con frecuentes viajes a la Isla, su derecho a participar en la política interna cubana y es, como vimos, un ardiente opositor al bloqueo. Otro aderezo que también añaden otros, como blasón de honor, para blandir su derecho, no simplemente a opinar o sugerir, sino también a participar en proyectos y plataformas de subversión contra la Revolución Cubana.
En el 2017, la revista Cuba Socialista, publicó en su No. 5 de mayo-agosto, un dossier titulado “Cuba Posible y las plataformas no confrontacionales de restauración capitalista.” Entre algunos textos de ambas partes del debate, aparece un intercambio que tuvo como escenario el espacio digital de Facebook, entre Arturo López Levy, (sí, el personaje que se auto alude como martiano y sionista), y el escritor cubano Enrique Ubieta. El lector interesado en aquella saga de un probable renacer de aquellas estrategias en Cuba, quizás no encuentre esos textos digitalizados en la web actual de la revista, pero puede acudir a este enlace: http://videos.cubasi.cu/Centrismo_en_Cuba_Otra_vuelta_de_tuerca_hacia_el....
Sólo nos interesa, por ahora, recordar una de las reflexiones del autor de Cuba ¿revolución o reforma? en aquel debate. Le aclaraba Enrique Ubieta al sionista: “Pero si participa en una plataforma que se propone construir tendencias ideológicas contrarias al rumbo libremente adoptado por los ciudadanos del país, ese sí es un tema que nos concierne a todos. El restablecimiento de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba es bienvenido, pero no bajo el supuesto de que Cuba deba cambiar su sistema social”. Porque eso último era lo que pretendían Cuba Posible y el socialdemócrata y adverso al comunismo, Arturo López Levy, antes Arturo Callejas, después de adoptar el apellido Levy, de origen judío, abreviatura de Segan Levi, que significa “ayudante de sacerdote”. Sería conveniente que alguna vez ALL aclarara si su línea política pertenece al llamado sionismo socialista, o al religioso, entre las varias que recoge la literatura. Porque ahora mismo el antisionismo, que no el antisemitismo, se levanta contra los horrendos crímenes que sigue cometiendo el estado de Israel contra el pueblo palestino. Pero en todo caso lo que le interesa a Cuba es la reflexión de Enrique Ubieta citada más arriba.
Ahora que si un Trump defenestrado, inicia un probable comienzo de la era Biden, probabilidad que se dibuja en el horizonte visible de la catástrofe que azota ahora al buen vecino, sería útil repasar aquel debate enmarcado en las consecuencias del paréntesis obamiano.
Porque se observan ya “algunos movimientos en el bullpen” de las nuevas plataformas no confrontacionales. En efecto, alistan y velan sus armas otroras autodeclarados revolucionarios, uno de cuyos promotores visibles, es ahora becario de la formación de “líderes” en EEUU, mientras se anuncia como activista en los ruedos electorales del Norte a favor de Biden, cuando antes aspiraba a la militancia comunista.
Cuba Posible respondió al objetivo, según declarara el mismo Obama en Cuba, de lograr el mismo resultado de tantas administraciones fracasadas, pero por los suaves carriles del “cambio transicional” . Por su parte, los directivos visibles, y tras bambalinas, de aquella “iniciativa”, se proponían, según sus propias declaraciones, “acompañar pacíficamente” a Cuba al pluripartidismo, y para tratar de agenciarse algún capital político ante una mayoría del pueblo cubano que aborrece el mercenarismo, se desmarcó con toda claridad de la falta de apoyo interno que tienen en Cuba los mercenarios explícitos, en la esperanza de que el mercenarismo implícito y tácito, apoyado por la Open Society de un Soros prestidigitador de varias revoluciones de colores en algunos rincones oscuros del mundo, se disimulara en las aguas de un tanque pensante de corte “académico”.
Cuba Posible nació en el “oasis” obamista y se disipó apenas comenzó el esquizoide temporal trumpista. De lograr la presidencia, Biden parirá, sin dudas, otra criatura, y el socialdemócrata-sionista que fue miembro destacado de Cuba Posible, ahora publica en la mal llamada La Joven Cuba, terciando en lo que se ha denominado, en el humor del espacio digital, La Crisis de Los Adoquines.
Ahora mismo, aquella plataforma que se pretendía de “jóvenes revolucionarios” se despoja en el camino del logo que le diseñara uno de los 5, y ajusta la mira como un espacio de la opinión política cubana.
Y reaparece Arturo López Levy, quien desde las cenizas de Cuba Posible, seguramente renacerá a la probable estrategia Biden hacia Cuba. En el reciente debate acerca de la pavimentación de 100 metros del parterre de una importante arteria capitalina, con toda seguridad han participado ciudadanos a quienes la solución no les ha parecido la más conveniente y exhortan a que se apliquen otros procedimientos de licitación cuando iniciativas de esa índole sean necesarias. Pero también es evidente que algunos han hecho su pequeño maratón de los 100 metros del oportunismo. Las acciones de hoy siempre están iluminadas por las acciones del pasado. El llamamiento de Obama de olvidar la gran historia, tanto como la pequeña y reciente, no tiene terreno fértil en Cuba. El adversario alista sus armas. Las de Cuba tienen no cien metros, sino más de cien años de lucha.
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