La Virgen es Cuba: mestiza y entre ciclones

El día en Cuba hoy amaneció diferente. Y claro, la noche para algunos ha sido de insomnio, pero uno alegre y respetuoso, de veneración, pues personas de todas las generaciones la dedican a celebrar a su Patrona, la de esta isla generosa y rebelde que abrazo a millones de hijos e hijas por el mundo, y a ellos y ellas también, les extiende ese poder misterioso con el que intenta nunca dejarlos solos.

Hoy es inevitable que se hable de la Caridad del Cobre, que en hogares, calles, santuarios folclóricos o iglesias católicas, que en un pedacito del pecho, en la mente, en una cartera o bolsillo, tengamos su imagen para saber -al menos- que está ahí y aunque algunos profesen mayores creencias que otros, se le tiene en un lugar especial, se le habla, se le pide, o se le piensa.

Y es que la Patrona de Cuba acompañó a nuestros mambises en sus luchas en el medio de la manigua, estuvo entre los negros esclavos que huían de sus supuestos amos y después también alzaron el machete para defender su derechos a ser libres e iguales; de ella escribieron nuestros intelectuales y poetas de todos los tiempos, a ella se acercan desde todas las manifestaciones del arte, le piden cientificos, deportistas, maestros, soñadores y otros no tanto; ella acompaña a los que deciden emigrar del país por las más diversas vías y muchos cuando regresan, lo primero que hacen es rendirle culto y agradecerle por ellos y su familia.

Es verdad también que tiene un hermoso Santuario en Santiago de Cuba y que cada 7 de septiembre se realiza una hermosa peregrinación protagonizada por quienes conviven en los alrededores y a la que suman personas de todo el país y más allá, pero este día se convierte -calladamente o no- en una mención o un homenaje que de cierta forma, cada cubano o cubana, hace a su forma, como si cada uno tuviera su propia Caridad del Cobre y en los momentos más complejos nos pareciera que se impone volver a ella para reencontrarse.

También ocurre en la dimensión país, pues pareciera que ella, cada vez más se parece a Cuba, viviendo entre ciclones y salvando a sus hijos, dándoles dignidad y fuerza, viéndolos como uno solo, sin importar donde estén o a donde vayan, siempre que se respeten y se protejan, se cuiden, no renuncien a sus esencias y a sus principios, a los más sagrados valores que nos han traído hasta aquí.

Por eso en esta jornada, extiendo también mi abrazo y dedico mi pensamiento a la Cachita de Cuba, y les comparto, a modo de reflexión, aquella magistral explicación que nos hiciera el Dr Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciudad de La Habana, cuando en octubre de 2011, nos dijo:

"En donde? En la bahía de Nipe. ¿En qué circunstancias? En medio de un temporal.  ¿Quiénes la hallaron? Tres. ¿Dón de iban? En una barca. ¿Qué buscaban? Sal, que es la sal de la vida, la sal de la esperanza, la que le da sentido a las cosas. ¿Qué hallaron? Una blanca paloma. Una niña dormida. ¿a dónde la llevaron? al Hato de Barajagua. ¿a donde fueron? La Real, de esclavos del Rey en las Minas del Cobre, cerca de Santiago de Cuba. Y aquí se convirtió, mulata, en la realidad de nuestro pueblo mestizo. Y que la hayan encontrado tres Juanes, un blanco, un negro y un español, o dos inditos transculturados que  ya hablaban el idioma, indica que la Virgen es Cuba, que la barca es Cuba, que vivimos en el ciclón y que en la barca vas las tres sangres sin las cuales no podemos de forma alguna explicar esta historia"·