Grandes bancos premiados: EE.UU. ¿Remedio peor que la enfermedad?

La inflación sigue subiendo en Estados Unidos, esta vez es de un 3% en junio, por lo cual la Reserva Federal (Fed) volvió a aumentar la tasa de interés en 0,75%, con el propósito de combatirla, pero no hay que ser muy ducho en economía para comprender que ello incrementa el costo de la vida, porque los salarios se mantienen iguales.

Esta es la primera vez en su historia moderna que la Fed eleva dos veces seguidas las tasas de interés en tres cuartos de punto porcentual, algo que parecía muy lejano hace solo seis meses, lo cual contrasta con lo que fue su política durante las últimas tres décadas de bajar o subir las tasas de interés en un promedio de 0,25%, prefiriendo conducir la economía a baja velocidad. Sin embargo, la altísima inflación obligó al banco central a tomar medidas más agresivas para frenarla.

Es probable que la alta inflación obligue a la Reserva Federal a subir las tasas de interés varias veces más en los próximos meses. 

Cuando la pandemia golpeó inicialmente a Estados Unidos, la Reserva Federal implementó una serie de medidas de emergencia para respaldar la economía, entre ellas la reducción de las tasas de interés a cero, lo que significó que pedir dinero prestado fuera casi gratuito. Pero si bien esa política de "dinero fácil" alentó el gasto de los hogares y las empresas, también alimentó la inflación y contribuyó a la situación de la economía actual.

IMPACTO

El aumento de la Fed impactará a millones de empresas y hogares estadounidenses, al elevar el costo de los préstamos para viviendas, automóviles y otros préstamos, así como las tarjetas de crédito. Es más, las tasas hipotecarias básicamente se han duplicado durante el último año.

Las familias no solo están lidiando con el impacto en sus compras, sino que también reciben la presión de costos financieros más altos. La duda ahora es si la Fed podrá ponerle freno a la inflación sin golpear profundamente la economía.

La Reserva Federal debe ejecutar un acto de equilibrio delicado o su estrategia que podría desacelerar el crecimiento económico, mientras la inflación sigue aumentando. Una inflación significativa y arraigada podría llevar a una pérdida de confianza en que el banco central pueda cumplir su doble mandato de estabilidad de precios y máximo empleo. Y el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo a AP que el mayor riesgo para la economía sería una inflación persistente, no una recesión económica.

Recuerda Microsoft News que, en los últimos 11 ciclos restrictivos, la Fed solo evitó con éxito la recesión en tres ocasiones. Y durante cada uno de esos ciclos, la inflación fue más baja de lo que es hoy. Eso ha generado preocupaciones en algunos analistas y participantes del mercado.

"Un desarrollo económico suave se siente como una posibilidad remota desde aquí", dijo Seema Shah, estratega jefe de Principal Global Investors, a CNN, y agregó: "La política de la Fed no puede impactar directamente en la inflación de alimentos o energía, mientras que las alzas de tasas hasta ahora han hecho poco para desacelerar los componentes básicos del IPC [Índice de Precios al Consumidor] que, tradicionalmente, son más sensibles a la política monetaria".

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

La decisión de la Fed de subir precipitadamente las tasas de interés de casi cero en abril del 2022 a más del 5% ha causado estragos en los resultados de los prestamistas más pequeños, con tres bancos comerciales estadounidenses colapsando y un importante prestamista suizo tambaleándose al borde del abismo antes de ser absorbido por un banco suizo más grande. Pero los grandes jugadores parecen estar haciéndolo bien.

Los gigantes bancarios estadounidenses JPMorgan Chase, Citigroup y Wells Fargo han obtenido una ganancia masiva del aumento de las tasas de préstamo, obteniendo ganancias de 49 000 millones en el segundo trimestre de 2023.

Las ganancias son casi un tercio más que los tres prestamistas gigantes obtuvieron a mediados del 2022, y solo JPMorgan Chase espera cerrar el año con 87 000 millones de dólares en ganancias netas por intereses (es decir, la diferencia en los gastos del prestamista en pagos de intereses sobre depósitos y lo que gana con los préstamos a los clientes).

Medios de comunicación empresariales indicaron que el secreto del dramático aumento de las ganancias se explica por los límites autoimpuestos a los pagos de intereses a los depositantes, lo que en última instancia resulta en la depreciación del valor real de unos $ 2.4 billones en depósitos a medida que son gradualmente consumidos por la inflación, el ya mencionado 3% en junio.

Mientras que los grandes bancos han aprovechado su peso en el mercado para embolsarse decenas de miles de millones de dólares en la diferencia entre la tasa a la que piden prestado y prestan, otros bancos, en su mayoría más pequeños y medianos, no han tenido tanta suerte.

Y es porque después de que sus bonos del Tesoro incurrieran en pérdidas aplastantes a medida que aumentaban las tasas de interés del mercado, sus activos estaban atrapados en bonos de vencimiento más largo.