¿Es Nicolás Maduro popular?

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¿Es Nicolás Maduro popular?
Fecha de publicación: 
3 Agosto 2023
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Fotografía tomada de Resumen Latinoamericano

Desde que Venezuela es gobernada por la izquierda ha sido mirada con lupa tanto dentro como afuera, pero mucho más después de Nicolás Maduro asumir la presidencia en el año 2014. No le auguraban mucho tiempo, no obstante, lleva ya una década encargándose de ese gran país.

Su mandato no ha sido fácil, además de la crisis económica y social, ha sido constantemente motivo de burlas y críticas por su origen obrero y su preparación intelectual; ha sufrido agresiones físicas, intentos de eliminarlo de cualquier modo; ha soportado el desprecio y la intimidación mundial que se ha esforzado para arrinconar a su gobierno, o sea, a la nación bolivariana. Pero Maduro ha sorprendido con su postura firme, y ha logrado, poco a poco, sacar adelante a un pueblo deprimido.

Nadie puede negar que su quehacer político es objetado de manera exagerada por los grandes medios actuales. En este aspecto, Venezuela es ejemplo claro de la guerra mediática. Durante todo este tiempo han magnificado cada una de sus acciones por todos los frentes, y, aunque no se lo propuso la derecha, ese mismo bombardeo de información influye en que la gestión de Nicolás Maduro haya adquirido cierto nivel de notoriedad porque no dejó de estar ni un solo día en la palestra pública.

Para bien o para mal, está en los principales medios de prensa del mundo, en la radio, en la televisión, así como en las redes sociales, y en el boca a boca popular. Contra todo pronóstico, logró sortear un montón de obstáculos que vociferaban como estrategia para arrancarlo como yerba mala.

Su presidencia ha sido convulsa desde antes de comenzar. Las amenazas no han sido discretas, y el escenario estuvo marcado por fuertes protestas durante todos estos años, con un punto máximo en 2017, cuando se contabilizó un importante número de muertos, heridos, sanciones internacionales, así como comicios apresurados, y escándalos de todo tipo.

La oposición venezolana, dispersa, ha hecho muchísima algarabía apoyando intentos de golpes y a traidores a la Patria, colaborando con el terrorismo en todas sus facetas, respaldando un gobierno inventado de un presidente autoproclamado llamado Juan Guaidó, de quien nadie se acuerda ya.

Esa misma desorganización ayudó a Nicolás Maduro, también la insuficiente alternativa a su cometido. Con sus altas y sus bajas, el chavismo se encuentra fortalecido. En tales circunstancias poco a poco Nicolás Maduro ha dado grandes pasos. La economía no es lo que fue hace pocos años atrás cuando no se encontraban pan ni agua. Hubo que abrir a la flexibilización mercantil, y tomar medidas de estímulo.

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Fotografía tomada de https://www.latimes.com

Es difícil hablar desde la distancia por experiencia propia, pero muy a pesar de la derecha, hasta el momento la encuestadora Hinterlaces garantiza que el presidente venezolano cuenta con altos niveles de popularidad. Como es de esperar, las estadísticas son rechazadas por la opinión pública, pero no se pueden negar los números, ahí están.

Lo que sí no es manipulable es que Venezuela sea ahora visible como una sociedad menos violenta. Lo dicen los reportes policiales, también la gente común que anda menos estresada en la calle, cuando hace pocos años no se podía ni andar con teléfono móvil por el peligro de asalto, y no se estaba a salvo ni dentro del hogar. El índice delictivo ha disminuido, y esto es muy importante para cualquier país. Ese, junto al crecimiento económico, es uno de los temas que tienen en cuenta los venezolanos emigrados para volver, tanto con el Plan Vuelta a la Patria, como por iniciativa propia.

Sin embargo, a la oposición, tan acostumbrada a satanizar a Nicolás Maduro, le parece insólito que mantenga una imagen positiva por encima de importantes líderes de la derecha. Tal comportamiento habla de su crecimiento como político, de los esfuerzos por ofrecer un proyecto inclusivo, de los resultados palpables, así como, por supuesto, del desorden que prima en su contraparte, incapaz de ofrecer una mejor opción.

En resumen, así, de manera inesperada para algunos, y para otros basado en trabajo duro y con el respaldo de todo un equipo, la opinión positiva sobre la gestión de Nicolás Maduro evolucionó de forma ascendente si hacemos un balance general de su presidencia. Y, aunque persisten dificultades, existen sectores de la población venezolana que le otorga más confianza y garantía.

Durante esta década Nicolás Maduro vivió momentos difíciles, de tensión popular constante, con escasos recursos en casi todas las áreas, y, por tanto, el descontento en venezolanos que no encontraban solución a sus problemas inmediatos, y dudaban de todo discurso político, sobre todo por los deslices, la acción tardía, los desaciertos, la reticencia al cambio para resolver lo importante, como la economía interna. La crisis forzó la migración, deprimió al máximo cada aspecto cotidiano.

Al día de hoy, las estrategias de desestabilización solo disminuyeron. Las campañas de descrédito y difamación se mantienen ahí, unas veces solapadas, otras veces más explícitas, pero muy bien orquestadas, y con buenos resultados para sus desafectos. No obstante, Nicolás Maduro se mantiene contra todo pronóstico. ¿A qué se debe? ¿Cómo ignorarlo?

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