Entrevista a Fabián Escalante: El arma de las ideas contra la subversión
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El general de división (retirado) Fabián Escalante Font
Fundador de los órganos de Seguridad del Estado y uno de sus principales jefes durante años, el general de división (retirado) Fabián Escalante Font dialogó en entrevista exclusiva con Cuba Internacional (CI) acerca de los métodos que en la actualidad emplea Estados Unidos con el objetivo de destruir la Revolución cubana.
'La subversión política–esencialmente-, debe ser enfrentada por medio de la lucha de las ideas, del combate que ellas generan, como muy bien la definió el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, de manera creativa sin enarbolar consignas o dogmas pasados de moda, sino analizando los nuevos escenarios políticos creados', aseguró.
En opinión del autor de varios libros sobre esta temática, es preciso reconocer las necesidades de una nueva generación que busca su espacio, mediante la discusión abierta, la persuasión y reconociendo que existen criterios y conceptos propios, que sin ser ajenos a las ideas del socialismo y la Revolución poseen perspectivas diferentes que necesariamente no la hacen enemiga.
'Al decir del cantautor Tony Ávila, desean modernizar la casa donde vivimos y con la divisa que nos legara Fidel, dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada', subrayó Escalante.
Añadió que desde el principio, la lucha es política e ideológica, no solo contra Cuba, sino contra la Rusia Soviética, China, Vietnam y el denominado campo socialista, las ideas revolucionarias y marxistas, los movimientos de liberación nacional y sociales.
Describió como peculiaridad que en ese camino los halcones o señores de la guerra tratan de apresurar los resultados, la caída o fracaso de los procesos políticos, sociales y revolucionarios y para ello han acudido a las agresiones, los sabotajes, asesinatos, las acciones terroristas, las invasiones armadas, los bloqueos multilaterales, las sanciones económicas y políticas.
GUERRA SICOLÓGICA
'En todas estas operaciones está presente el factor sicológico, pues pretenden, además de causar un daño concreto, sembrar el miedo, amedrentar a los pueblos, establecer la supremacía imperial y por medio de ella sojuzgar a las naciones', precisó.
CI- Desde su experiencia, ¿Cuál es la forma más eficaz que tiene un país bloqueado, carente de recursos para enfrentar una industria cultural hegemónica que promueve y rinde culto a los valores del capitalismo?
'Todas las acciones guerreristas y subversivas en la historia de la humanidad han tenido un componente sicológico, que es infundir el terror, el miedo insuperable al gigante mitológico de turno, que cuida la guarida e impide el acceso a la libertad, el desarrollo, la justicia social, la independencia y la soberanía.
'La cultura es el conducto por excelencia utilizado, porque es el elemento esencial que produce la nacionalidad, las costumbres, la idiosincrasia, la sabiduría y unidad de la nación, y en ese sentido, dañarla, desacreditarla y transformarla es el objetivo, utilizando todos los medios a su alcance, desde la propaganda directa, hasta la indirecta, a través de películas, audiovisuales, programaciones radiales, la prensa escrita, intercambios académicos o estudiantiles, organizaciones civiles internacionales…, algo que en muchas ocasiones, por la envoltura que utilizan, es muy difícil de identificar, advertir, condenar y combatir en un tiempo determinado.
'Hoy, las redes sociales y su fácil acceso, le brindan al Imperio un camino eficiente y novedoso para utilizar a cualquier tipo de sujeto o grupo descontento y disfrazar sus intenciones con piel de oveja para tener acceso a múltiples auditorios y fabricar 'influencers' o falsos líderes de opinión, que mezclando calumnias y medias verdades o noticias falsas penetran en la mente de poblaciones o grupos sociales para -al menos- sembrar la duda y la confusión.
'Sin embargo, no debemos unir en un mismo saco a los enemigos, los descontentos y los ignorantes.
'Existen personas, incluso grupos sociales que pueden no coincidir con nuestros objetivos y metas, por desconocimiento, desidia o por otras causas y ello no los sitúa en la acera de los enemigos.
'A ellos hay que ganarlos, explicarles, atraerlos con argumentos e ideas, explicar la obra de la Revolución y si no fuera posible persuadirlos, que continúen pensando lo que deseen, pero ello no significa una patente de corso para actuar contra la estabilidad del país y la cultura nacional. Para ello tenemos la Constitución y las leyes, es decir el estado de derecho socialista.
'Fidel nos enseñó que cuando el enemigo te asedia, te rodea, hay que combatir fuera del cerco, exponer claramente nuestras acciones, principios, argumentos y realizaciones, para desenmascarar sus calumnias y planes, difundiendo nuestras verdades en cualquier rincón del mundo y en las organizaciones políticas, sociales, culturales a las cuales tengamos acceso, sin temor, ni preocupación'.
El entrevistado añadió que al enemigo 'hay que buscarlo, salir a combatirlo en su propia madriguera y no a contragolpe'.
CI- Destituido del cargo de jefe de la Agencia Central de Inteligencia, Allen Dulles escribió el libro El Arte de la Inteligencia, todo un tratado sobre la subversión cultural. ¿Considera que seis décadas después esa doctrina mantiene su vigencia?
'Los estrategas de la CIA y el gobierno de Estados Unidos en 1959 pensaron que aplicando el esquema utilizado en la década de los cincuenta en Guatemala e Irán podrían destruir la Revolución cubana y se equivocaron.
'Pocas semanas después del triunfo de enero de 1959, el Gobierno Revolucionario comenzó a dictar leyes de hondo sentido popular, entre ellas: la Reforma Urbana, la rebaja de las tarifas eléctricas y telefónicas; el precio de los medicamentos, los libros de textos, el desmantelamiento del juego organizado y finalmente la Reforma Agraria, que en pocos días distribuyó más de 100 mil títulos de propiedad sobre la tierra a pequeños campesinos, aparceros y precaristas.
'El cubano fue a combatir a las arenas de Girón no solo por expectativas, sino para defender las conquistas sociales, económicas y políticas alcanzadas, es decir, su tierra, sus viviendas, su trabajo, el acceso a los medicamentos, algo que no había sucedido en los casos antes citados.
'Dulles, un viejo cuadro de la burguesía imperialista, representante de la United Fruit Company, entre otros monopolios, sabía que la lucha era política y cultural, pero probablemente pensó que la Revolución cubana era una copia de los procesos políticos anteriores y decidió aplicar la misma fórmula, con los resultados conocidos.
'Aquella derrota y las reflexiones posteriores lo inspiraron a escribir su 'obra maestra', El Arte de la Inteligencia, en la cual reconoce la importancia de la guerra cultural. Su maestro fue el general chino Sun Tzu, quien cinco siglos antes de nuestra era, en un tratado sobre el tema afirmo: 'todo arte de la guerra se basa en el engaño y el supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar'.
Describió el experimentado combatiente revolucionario que con esa consigna funciona todo el sistema capitalista y sin orientaciones precisas, las propaga el cine, la radio, la televisión, la prensa burguesa, a lo que se suman las campañas diseñadas sobre temas concretos, 'aprovechando incluso, nuestros propios errores'.
Agregó Escalante que ese bombardeo diario sobre las mentes de personas y sectores de la sociedad ha estado presente desde el robo de los médicos, técnicos, profesionales, es decir los recursos humanos con que contaba el país al triunfo de la Revolución; en la falsa Ley de la Patria Potestad, que condicionó la emigración forzosa de más de 15 mil niños, o el estímulo a las salidas del país –legal o ilegalmente-, aterrorizando a sectores sociales ante la amenaza de una dictadura comunista.
Concluyó que a eso se suma desde la campaña desencadenada de confusión y descrédito ante la proclamación de una nueva Constitución, hasta manipular a sectores de jóvenes intelectuales y proyectarlos ante la opinión pública nacional e internacional como un grupo de 'creadores descontentos con el régimen', siempre con la finalidad de denigrar al Estado revolucionario y su política cultural.
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Carlos de New York City
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