EE.UU.: Donde mucho cuesta la salud
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Una simple operación de vesícula y la permanencia de dos días en un modesto hospital de Estados Unidos cuesta unos 20 000 dólares a un paciente que haya pagado un seguro que asumirá más de la mitad de los gastos, pero sigue siendo una atención médica que cuesta anualmente unos 12 900 por persona, más del doble que ciudadanos de países como Francia, Japón o Italia.
La información proviene de La Voz de las Américas, aunque soslaya que esos altos gastos en salud no significan necesariamente una atención de mayor calidad.
De acuerdo con la profesora de la Universidad de Harvard, Anna Sinaiko, los precios que cobran los hospitales y médicos por los servicios de salud a menudo no reflejan el costo de brindar esa atención.
El estudio “Comparación Internacional de Sistemas de Atención Médica”, publicado por el Commonwealth Fund, encontró que Estados Unidos ocupó el último lugar en comparación con otros once países de ingresos altos, en términos de acceso, eficacia, seguridad, coordinación y costo del sistema de atención médica.
Por otro lado, en el informe anual de la Organización Mundial de la Salud se determinó que la expectativa de vida es inferior a la de muchos otros países de ingresos altos y bajos, en tanto la mortalidad infantil y materna es superior.
De acuerdo con la Universidad de Harvard, uno de los principales motivos de esta situación es que el sistema sanitario estadounidense es mixto.
Esto hace que hospitales con poder de mercado establezcan los precios a través de negociaciones entre seguros y proveedores.
Este punto es muy importante, pues, en la mayoría de los demás países desarrollados, el gobierno se hace cargo y controla los precios de la atención médica, pero en Estados Unidos no es así, al ser el paraíso de lo privado, el sumum del neoliberalismo, expresado en este subtítulo:
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De ahí que el gobierno norteamericano no tenga un papel importante en la negociación de los precios de la asistencia sanitaria, y el intento de Barack Obama, conocido como Obamacare, de reducir los pagos de las personas con menos recursos, fue desvirtuado por un legislativo que, controlado por el corrupto y permitido lobismo, terminó aumentando las ganancias de las aseguradoras a costa del presupuesto de la nación.
No tengo las cifras oficiales del pasado año, pero sí la del 2022 en la que una consulta médica puede costar alrededor de 200 dólares, una radiografía de tórax 300 y una extracción dental 250. Además, el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer puede ser extremadamente costoso.
Esto puede ser una carga financiera significativa, especialmente para aquellos sin seguro médico adecuado, agravado por las prácticas de las empresas farmacéuticas que a menudo enfrentan críticas por diversas razones, incluyendo los altos precios de los medicamentos, las prácticas de marketing agresivas, y la influencia en la política de salud.
Allegados residentes en Georgia y Florida coinciden en señalar que el precio de la medicina para el tratamiento de enfermedades ha tenido un subida estratosférica, sobre todo si son letales en un tiempo relativamente breve.
Con precios ascendentes el tratamiento para la Hepatitis C tiene un precio de 84 000 dólares cada tres meses. Las medicinas existentes en el mercado para el tratamiento de diversas afecciones de cáncer tienen el precio promedio de cien mil dólares anuales, y el frasco de Daraprim, para enfermedades infecciosas, cuesta más de 5 000.
Los laboratorios productores de medicina plantean que los altos precios son necesarios debido al alto costo de las investigaciones para producirla, pero, en realidad, el propósito de obtener cuantiosas ganancias es lo que promueve los precios prohibitivos, unidos al monopolio de patente que asegura el gobierno y la falta de control para que la población pueda sufragarlos.
BUENA COMPARACIÓN
Esto es como el descontrol existente en Estados Unidos sobre todo tipo de armas, de lo cual los distintos presidentes hablan en diferentes ocasiones, sobre todo cuando ocurren los sangrientos asesinatos masivos en universidades, escuelas y otros lugares públicos, sin que hasta el momento haya un control al respecto.
El precio de la medicina es algo similar: los intereses económicos que se hallan detrás lo hacen incontrolable, por mucho que se hable del asunto.
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