Del chocolate libre de Baracoa al esclavizado por Occidente
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Imagen tomada de Internet
Mi esposa es de Baracoa y estando por Jatibonico me dio a conocer esas bolas de cacao que le enviaban desde la ciudad primada de Cuba, donde se aprovecha para convertirlo en chocolate, luego de un complicado y largo proceso industrial en su recién remozada fábrica, con una calidad con la cual intenta competir a nivel mundial.
La mayoría de la población cubana conoce y gusta de su sabor, sin embargo, pocos conocen de cerca la planta de donde proviene. En la región de Baracoa, donde se encuentran las mayores plantaciones de cacao de Cuba, los campesinos conservan la tradición de procesar este fruto de forma artesanal.
Las típicas bolas de chocolate que allí se hacen, están compuestas de cacao puro, sin aditivos químicos. Rayándolas y cocinándolas con harina y leche se elabora el chorote.
En cuanto al chocolate ya se ha modernizado la única fábrica que tenemos en el país, en una zona como la de Baracoa, que produce el 75% del cacao nacional, gracias a un medio ambiente siempre protegido por el Estado y la población baracoense.
Los proyectos de la fábrica se encaminan a mantener la línea de producción de mezclas en polvo y también bombones rellenos, además de la línea de productos artesanales para mercados dirigidos, como las cestas confeccionadas completamente de chocolate que propusieron en la más reciente Feria Internacional de La Habana.
DEFORESTACIÓN Y CRISIS CLIMÁTICA
En la localidad de Alépé, a hora y media en coche al sur de Abiyán, capital económica de Costa de Marfil, Ernest Odjé es propietario de 18 hectáreas de cacao desde hace 20 años.
Cuando empezó, su plantación estaba rodeada de un bosque de enormes árboles, pero hoy solo son troncos que yacen en el suelo; una visión que resume el desastre ecológico que enfrenta este país, reporta Efe.
Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao, ya que produce el 40% de esta materia prima, con unos 920 000 productores y 2,4 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de cacao.
Pero este monocultivo ha provocado una disminución de la cubierta forestal del país, que ha pasado de 12 millones de hectáreas de bosque en 1960 a menos de tres millones en el 2020, lo que supone que solo existe alrededor del 10% del bosque original.
No obstante, a los productores de cacao no solo les preocupa la deforestación, sino también la crisis climática que en las últimas décadas afecta a la producción, de la que depende más de 800 000 hogares.
Con voz tímida e inquieta por el futuro, Jeanne Kouadjo, otra productora, advierte a la agencia española de la situación: "La producción ha disminuido mucho debido al fuerte calor y a los períodos secos, incluso en la temporada de lluvias".
El cultivo del cacao se introdujo en Costa de Marfil en 1895 y se desarrolló con rapidez, especialmente después de la independencia de Francia en 1960, tras la que el país se convirtió en el mayor productor mundial, superando a Ghana a partir de la década de 1970.
En fin, África produce el 70% del cacao mundial, pero, como siempre sucede en las naciones donde aún impera la tónica neocolonial, el grueso del trabajo lo tiene que realizar una población obligada a subsistir, mientras las mayores ganancias van a empresas europeas y norteamericanas.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
El consumo medio mundial de cacao es de 0,9 kg per cápita al año, y los países con mayor índice se encuentran principalmente en Europa. Suiza encabeza la lista (11,6 kg por persona al año), Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania, Países Bajos y Estados Unidos se sitúan en un nivel de consumo elevado.
"Esto se debe a la explotación de la población de los países africanos productores de cacao. Las raíces del problema se remontan a la época colonial, cuando las potencias europeas obligaron a los africanos a cultivar cacao para la exportación. Lo mismo ocurre todavía hoy: los productores de cacao de África viven a menudo en la pobreza y trabajan en condiciones inhumanas", explica el medio libanés Al Mayadeen.
De acuerdo con un informe de Food Empowerment Project, solo en Ghana y Costa de Marfil en las plantaciones de cacao trabajan unos 2,1 millones de niños en condiciones de semiesclavitud y peligro, no reciben educación, suelen sufrir abusos físicos, y sus ingresos no supera el medio dólar al día.
Durante años la industria del chocolate ha ignorado las denuncias de explotación laboral infantil y se ha negado a revelar de dónde proceden sus granos de cacao. Solo últimamente, los mayores proveedores del mundo han admitido que utilizan mano de obra esclava en sus cadenas de suministro, debido a la presión de los consumidores.
Un informe publicado por Fior Markets valoró el mercado mundial del cacao en 138 800 millones de dólares en 2021 y pronostica que alcance los 200 400 millones de dólares en 2028.
Europa, que no produce cacao en grano, es el mayor exportador de chocolate del mundo, mientras que países como Ecuador, Costa de Marfil, Ghana e Indonesia no figuran en la clasificación mundial de proveedores de chocolate.
Así, Occidente disfruta un chocolate rico y beneficioso a costa de la esclavitud infantil con la aprobación tácita de gobiernos y empresas.
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