Bolivia, ¿golpe electoral?: Prostitutos del Imperio

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Bolivia, ¿golpe electoral?: Prostitutos del Imperio
Fecha de publicación: 
14 Octubre 2020
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Luis Arce, el candidato presidencial el Movimiento Al Socialismo (MAS).

Sabe el Imperio que hay hombres viles, se venden y les paga; porque quieren tener puesto asegurado y vivir en lujo; o porque tienen miedo y les sirve y, como prostitutos, cubren sus crímenes.
En uno de los tantos ejemplos de ello en Bolivia, se prepara una asonada electoral el domingo 18 de octubre, que sólo se podría evitar, o entorpecer, con la fuerza avasalladora del pueblo.

Pudiera asombrar como millones de personas que fueron invadidas, y hasta penetradas, por el veneno de la oligarquía racista al servicio del imperialismo norteamericano, pudiera levantarse y mostrar su deseo de querer librarse de una vez y por todas de aquellos protagonistas del golpe de Estado que depuso a un hombre como Evo Morales, quien quiso evitar un baño de sangre, pero los nuevos dueños del poder lo realizaron de una manera u otra.

Asombra también como todas las encuestas dan como triunfador a la agrupación de Evo, el Movimiento Al Socialismo (MAS), con su candidato presidencial, Luis Arce, por encima de los oponentes de la reacción de derecha, quienes intentarían, en su mejor versión, unirse en una posible segunda vuelta.

El Imperio tiene a su favor la presencia de la desprestigiada Organización de Estados Americanos, que propició el golpe contra Evo; la custodia de las mesas electorales por la policía y el ejército, ejecutantes de la asonada; y un procedimiento ambiguo de conteo de votos que pudiera avalar un resultado espurio.

La fuerza opositora es tal, que la presidenta-marioneta, la impopular y racista Janine Aiñez, renunció a su candidatura a favor del opositor Carlos Mesa, quien sigue en las encuestas a Arce, en aras de que el MAS no regrese a un poder que ocupó en un año en el que -epidemia de la COVID-19 aparte- hizo retroceder los logros de un anterior decenio, además de entregar entidades del Estado al sector privado.

Conocidos son los resultados adversos de su gestión en una nación que había crecido económicamente mucho más que cualquier otra de la región y la educación y la salud estuvieron al alcance de cada uno de los bolivianos y no sólo de la mayoritaria y anteriormente explotada masa indígena.

Ahora se espera que la pobreza se duplicará en Bolivia, donde solo en 12 meses hay un millón de personas más viviendo en esa condición, en tanto que los efectos de la descuidada epidemia del nuevo coronavirus hará duplicar esa cifra.
 
RECORDATORIO

En Bolivia, la conquista del poder mediante las urnas fue lograda tras una de las apuestas más consistentes para desmantelar el Estado nunca vistas en el continente, la cual comenzó con la liquidación de las minas de estaño y culminó con la privatización –capitalización en el lenguaje del neoliberalismo boliviano– de las principales empresas públicas, la rescisión del control estatal sobre los recursos naturales y la paralización del poder del gobierno para imponer forma alguna de regulación.

Ésta fue la situación heredada por el gobierno de Evo, quien, sin vacilaciones, comenzó a implementar su programa estratégico: nacionalización de los recursos naturales, empezando de modo más urgente por el gas; convocatoria de una asamblea constituyente; y primeros pasos hacia la reforma agraria.

El programa de nacionalización no pudo prescindir de la colaboración con las empresas extranjeras, porque el Estado no podía soportar la carga inversora y la compañía del gas boliviana se habría visto privada de sus gestores y técnicos más cualificados. Lo mejor que pudo hacer el gobierno fue elevar los impuestos por exportación de gas del 18% al 84%, creando de este modo un fondo crucial para cubrir el grueso del gasto público en programas sociales, que se hallan dirigidos fundamentalmente a niños y ancianos, y en hacer valer sus derechos a la siempre olvidada población indígena.

Pero a pesar de las medidas de Evo, el poder económico siguió abrumadoramente en manos privadas, concentradas en las provincias orientales, que constituyen el feudo de la oligarquía y fuerte aliado del imperialismo, al que favoreció todos sus planes para penetrar con su inteligencia al MAS y propiciar el golpe de Estado de hace un año.

 

 

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