ZONA CRÍTICA: Pensar el arte

ZONA CRÍTICA: Pensar el arte
Fecha de publicación: 
28 Noviembre 2021
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Una de las sesiones teóricas de la actual edición de la Bienal de La Habana.

Más allá de su concreción (que ya de por sí es un contundente planteamiento conceptual, ético, estético) el arte se piensa, el arte puede ser, y es de hecho, objeto de debate. Hay una teoría del arte, aunque algunos insistan en darle la espalda. Las discusiones sobre arte son como el hilo de Ariadna en el laberinto de las múltiples narrativas que instaura la creación. Y explicitan los vínculos entre esa creación y el entramado social, político, económico… el lugar de la obra, del artista, de los procesos que anima, en el panorama todo de la cultura.

Hay un debate sobre el arte que se afianza en los espacios académicos y también en los propios espacios de la creación, en diálogo fructífero de los especialistas con los artistas y su público. Ese debate es imprescindible, porque es el que termina por consolidar las tan mentadas y no siempre respetadas jerarquías artísticas, y es grande su contribución a los procesos de socialización del arte.

Ahora bien, pudiera parecer que buena parte de esa discusión se desarrolla en ámbitos más bien cerrados, que implican solo a los críticos, a los museógrafos, a los curadores, a los propios artistas… Lo más importante es democratizar esos debates sobre arte, llevarlos a la palestra pública, de manera que ganen en utilidad.

No significa que haya que hacer concesiones de calidad y alcance intelectual. Significa que hace falta encontrar maneras de dosificar la información, a partir de una inteligente segmentación de los públicos.

El evento teórico de esta edición de la Bienal de La Habana, por ejemplo, estuvo a disposición de los interesados en varias plataformas digitales. Pero los medios de comunicación pueden hacer mucho más en la promoción y el análisis de lo que se discute, de manera que llegue a un público potencial. Es uno de los retos de la comunicación en el arte. Y las instituciones, además de los propios artistas, deben tener conciencia de la naturaleza polisémica de las propuestas, que permiten una diversidad de enfoques.

De eso se trata, de enriquecer al público con una visión mucho más integral del arte al que accede.

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