Ya dos semanas de Milei

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Ya dos semanas de Milei
Fecha de publicación: 
24 Diciembre 2023
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Fotografía tomada del perfil de Facebook @KaloFOTOian

Menos de quince días de asumir Javier Milei la presidencia en Argentina y ya se remueven los cimientos de la democracia en ese país.

Se veía venir. Es la crónica del desbarajuste anunciado que una parte de los argentinos pudo avizorar, y el mundo también. Sí, porque el candidato Milei nunca pintó maravillas si salía electo, sino, para empezar, un grupo de reformas radicales, una especie de ruptura del Estado con la supresión de ministerios, entidades, proyectos sociales y métodos financieros que asegura son la amenaza para la actual crisis.

Además, su proyección, su círculo de aliados, su historial, fortalecen esa imagen agresiva y divorciada de la idea de intentar empatizar con el pueblo, de hurgar en serio en las debilidades para fortalecer los pilares de esa sociedad e impulsar el crecimiento y salir del bache económico, que es la principal demanda de todos.

Ahora mismo el ultraderechista no deja más que una estela de preocupación en la oposición, pero sobre todo en las personas comunes que, simpaticen o no con la promesa de gestionar mejor una nación, no se sienten representados en un dirigente tan antagónico, y les rodea el temor de volver al pasado de dictadura.

Lo previsto no se hizo esperar. Y por lo pronto, las calles acogieron a manifestantes furiosos porque ya Milei anunció 300 reformas en un solo decreto con la derogación de leyes sin la anuencia del Congreso. Pero trescientos es un número muy grande para inducir cambios, por tanto, como es lógico abarcó casi todas las áreas, hasta la doméstica.

Son parte de la lista la privatización de empresas, la eliminación de normas que regulan el comercio, así como la disminución del gasto público. No es nuevo, no debería sorprender. Su interés fue siempre darle mayor participación al dólar, incluso modificar el sistema de salud y otorgar más libertad al mercadeo. Pero parece un sálvese quien pueda en materia de finanzas porque los controles no se pueden ver como un método totalmente de restricción sino para hacer lo justo.

El problema es que quizás no pensaron que cumpliría, o que demoraría en hacerlo. Sin embargo, ahí está Milei haciéndole la guerra a todo lo que supone hace tambalear a la república, y, además, a todo lo construido por la izquierda porque no es un secreto su aversión. Muchas veces se ha declarado en contra de la política progresista, y le atribuye todo el caos del mundo como si no fuera la derecha, con su inmensa fuerza por ser mayoría, quien persigue y aplasta cada proceso contrario.

Su interés de convertir a Argentina en potencia mundial sobrepasa los límites de la razón. Al menos no de manera objetiva en este momento, no solo por la depresión que viven, sino porque es un país polarizado y hastiado; por tanto, antes de tomar medidas drásticas se necesita evaluar bien las consecuencias, tener en cuenta a cada sector, y calmar la euforia porque entonces no admitirán que les limiten sus derechos de esa manera.

Las protestas se salen del marco de las calles con cacerolazos desde el interior y los balcones de las casas, y las redes están más que calientes. Allí los ánimos suelen ser despiadados, y cualquier publicación se convierte fácilmente en una trifulca amparada por la libertad que otorga el anonimato de Internet.

En cada escenario cada bando quiere imponer su postura como la mejor y la contraria como equivocada, y ya se nota una vez más la manipulación mediática y popular por las tantas versiones que circulan para echarle más leña al fuego. Me refiero a bulos relacionados con las izquierdas de la región que evidentemente sienten como piedra en el zapato. Tal es el caso de Venezuela y Cuba, por eso algunos rumores en las calles y en las redes tienen que ver con la presencia de grupos en el seno argentino.

Y entonces van quienes no analizan que es el mismo cuento de siempre ese de vincular a fuerzas externas, y repiten discursos sin comprobar y sin haber visto un solo militar, diplomático o político extranjero haciendo campaña o algún otro tipo de actividad, con el único objetivo de exacerbar entusiasmos y sacudirse responsabilidades. Es muy conveniente que siempre las culpas las carguen otros.

Mientras tanto, ¿quiénes han salido a las calles? He visto juventud, pero sobre todo llama la atención gran cantidad de personas que parecen ser humildes, ancianos que viven de jubilaciones escasas y piden que no se les apriete más porque las medidas no les favorecen, al contrario, sienten que vivirán más en la miseria y que sin transición tendrán un Estado liberal por el cual muchos no votaron, y otros están camino a arrepentirse.

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