Y así seguimos, en dos bandos
especiales
Una amiga de Facebook me alerta sobre el peligro de ir en bandos, de atrincherarse en ellos y me deja pensando que, ciertamente, los bandos hacen daño, pero ¿Cuál es la propuesta? ¿Quién debería romper filas?
Por otro lado, y volviendo a Martí, sí vamos en dos bandos: «los que aman y fundan» y los que «odian y deshacen» entonces, otra vez me pregunto ¿Desde cuándo vamos en dos bandos? Yo no me siento parte de un «bando» sino de un pueblo que ha dicho alto y claro lo que quiere, por todas las vías: electorales, legislativas, de expresión popular... ¿Quién se esfuerza en organizar y financiar un bando que vaya contra la decisión colectiva? ¿O en serio creen que es orgánica la aparición de ese bando que ha rayado, de hecho, en el vandalismo?
Pero en la interpretación más literal, y luego de revisar las acepciones de la RAE, veo que sí, apoyo algunos bandos: si la Constitución de la República, aprobada en 2019, en medio de la guerra económica y comercial más larga que haya sufrido pueblo alguno, se puede considerar un bando, ahí estoy. Si las regulaciones dictadas por los Consejos de Defensa y las autoridades sanitarias cubanas para contener la epidemia de Covid 19 entran en otra de las definiciones de bando, ahí también estoy.
Y en cuanto a la definición de bando como partido o parcialidad, a la luz de la frase martiana, me queda muy claro de que lado debo estar: en el bando de los que hoy se dedican a trabajar sin descanso para salvar a Cuba de la enfermedad, de las agresiones del imperio que nos mira con gula desde tiempos de Martí, en el bando de la maestra de mi niño, de la escuela de música de mi niña, de los médicos que reconstruyeron la arteria coronaria de mi tía sin pedir un centavo, en el bando de los científicos del Finlay y el CIGB que trabajan en los únicos 4 candidatos vacunales propios de América Latina, en el del Ministerio de Cultura que protege a los artistas sin trabajo en tiempos tan duros... nunca, jamás podría estar en otro bando.
Aún cuando tenga algún criterio diferente, aún cuando desapruebe este o aquel detalle, no pondría mi nombre en otra lista, mucho menos junto al de personas que piden miseria, asfixia y hasta invasión militar para mi patria, jamás junto a quienes se pasean por La Habana y reciben favores justamente de aquel gobierno del que Martí advirtió que nos cuidáramos, ese que él quiso impedir que se extendiera sobre nuestros pueblos de América. Esencial y definitivamente, sí, vamos en dos bandos.
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Roger
Prof Garret
Ventura Carballido Pupo
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