VOCABLOS: Sapiosexual
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Imagen tomada de https://cuidateplus.marca.com
Es una palabra relativamente nueva en el argot popular para nombrar un concepto que ha existido siempre y que tiene que ver con la atracción sexual que podemos sentir hacia personas inteligentes. Sí, porque la inteligencia puede ser sumamente erótica, para muchos más seductora que el propio físico. ¿Le sucede?
Para algunos es común encontrar encantador a un individuo que sea hábil conversador, pero equilibrado que no aburra o empalague, que sea capaz de proponer un diálogo interesante, que posea agilidad mental, y también inteligencia emocional, y capacidad de análisis. Claro, esto no quiere decir que la apariencia no interese, además de otros aspectos como la personalidad.
De acuerdo con varias fuentes, el término comenzó a manejarse hace poco más de dos décadas, y como es relativamente nuevo, todavía queda mucho por estudiar para entender la psiquis de quienes entienden que la mente lo es todo, y por qué se da más en mujeres que en hombres.
Es cierto que cuando conocemos a una persona lo primero que nos llega es su imagen, su manera de proyectarse —exceptuando las relaciones que se establecen por otros métodos menos convencionales como Internet— pero en la sapioxesualidad el físico no es lo que nos llama la atención en el comienzo, puede ser simpático o no a la vista, pero el intelecto, sus valores y manera de ver la vida, es lo que hace clic, nos despierta fascinación y nos atrae.
Recordemos que todo comienza y termina en nuestros cerebros, que es ese el principal y mayor órgano sexual de nuestros cuerpos, y mientras reciba estímulos, favorecerá, como la pólvora, el deseo. Por supuesto, este tipo de vínculo necesita un poco de tiempo extra que aquellas que se basan, sobre todo, en el físico, pues, los sapiosexuales requieren conocer un poco más a la otra persona porque la superficialidad de solo un vistazo, no es suficiente.
Pensemos en cuando fuimos estudiantes, ¿quién no tuvo un profesor que le resultaba un poco más que interesante solo porque demostraba pasión y conocimiento? Es un tipo de encanto usual, y se da mucho más en mujeres que en hombres. Tiene que ver con nuestros cerebros, que son distintos, con otros factores que estimulan nuestra excitación con respecto a ellos que, dicho desde el respeto, suelen ser más visuales, más instintivos, salvajes, animales.
La sapiosexualidad siempre ha existido, pero ahora es más evidente gracias a que esta era virtual nos ha hecho migrar y asumir nuevos modos para relacionarnos a través de la palabra en salas de chat y redes sociales. De esta manera es muy rápido de identificar porque en la conversación usamos recursos casi literarios, narramos, describimos; y para un sapiosexual es fácil sentirse seducido cuando encuentra cubierta su necesidad intelectual, que abarca otras áreas como la cultura, el sentido del humor, la empatía, la socialización, y la picardía llamada también inteligencia erótica.
De hecho, de acuerdo con varios criterios, ese juego seductor en el que se puede convertir un diálogo puede favorecer aún más la satisfacción en el momento de intimidad debido al deseo intenso que despierta y se acumula. Recordemos que ese ardor se origina en el cerebro y que los estímulos físicos no son nada si estamos desconectados.
Repetimos, no quiere decir que el aspecto no importe para nada, pues la química del contacto es fundamental, sin embargo, allana el camino de los sapiosexuales y hace que miremos con otros ojos, más conscientes del todo.
Que lo realmente fundamental se lleva dentro puede ser, en parte, una realidad, más que una frase. Ya Platón —sí, el filósofo, en El banquete, año 380 a.c.— habló de la importancia del universo de las ideas y la inteligencia para fortalecer el amor, sin desconocer la belleza del cuerpo. Esto ratifica que la sapiosexualidad es tan antigua como nuestra propia existencia, para muchos una actitud inconsciente nada ligera.
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