Una escuela cubana en tiempos de pandemia

Abel Santamaría es una pequeña primaria del Vedado capitalino. No es de las atendidas por la Unesco, ni suele figurar entre los centros de referencia: una, simplemente, de las tantas escuelas cubanas donde se enseña y se cuida a nuestros niños.
El viernes, como casi todos los días de la semana pasada, el director, Yoel Díaz, temprano recibió uno por uno a sus pioneros, pepino de agua clorada en mano para lavarles las manos, mientras la alegría de la música (infantil, claro) también los hacía sentir bienvenidos.
“Directo a las aulas”, les decía. Eso sí resultaba nuevo, aunque no inesperado para los padres, que nos despedimos con la sensación de que alguien escuchó lo que hablábamos justo ayer sobre suspender esos espacios de reunión masiva. Sin embargo, nos aclara el profe a quienes anduvimos de curiosos: “se realizará el matutino en cada una de las aulas”.
Y yo, más preguntona, encontré otras respuestas sobre las indicaciones que han recibido: “hay que reportar a todas las instancias de Educación y Salud sobre el alumno, docente o trabajador, en sentido general, que tenga cualquier afección respiratoria; se les da información a los niños sobre este tema, el modo de cubrirse para toser con el ángulo del codo —hay propagandas sobre esto en todas las aulas—; se lavan las manos al principio y al final del receso, lo mismo en el horario de almuerzo, la limpieza con cloro a la entrada de nuestra institución, debidamente preparado al 0,1 por ciento…
“Todos los días vienen estudiantes de Medicina, enfermeras y médicos del policlínico Moncada, que es el área de salud a la que nosotros pertenecemos, y personalmente vienen de lunes a viernes a hacer pesquisas; toman la asistencia y registran, entre los ausentes, los que tienen alguna enfermedad respiratoria”.
El miedo escénico de Agustín, el administrador, no me deja encender la grabadora, pero en esa escuela, lo que no sabe él, no lo sabe nadie, así que insisto y logro algunos comentarios off the record: “hemos distribuido el cloro que nos hizo llegar el municipio de Educación para lavar las manos cada mañana a todos los niños, limpiar al menos una vez al día las mesas, tanto de las aulas como del comedor. Como elaboramos nuestros propios alimentos, también estamos reforzando la higiene del área de la cocina. Una cosa importante es que agradecemos la disposición de los padres, que en algunos casos han tenido iniciativas también en este sentido. Solo les pedimos que sean cuidadosos en cuanto a las proporciones del cloro, por ejemplo, porque puede generar tos por alergias, y hay que evitar cualquier tema respiratorio en nuestros niños; nos mantenemos también al tanto de eso”.
Finalmente, el maestro Yoel quiere dejar un mensaje para la familia de Abel Santamaría y para todos los cubanos: “En primer lugar, que eviten el pánico, que no oigan todo lo que circula en las redes sociales, que se informen por los medios de prensa cubanos o por Infomed, que es el sitio del Ministerio de Salud Pública, porque hay muchas manipulaciones en general, y también todo lo relacionado con Cuba se tergiversa bastante, y en el caso de la escuela, si tienen alguna duda o preocupación, dirigirse a la dirección del centro”.
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Iris
jesus
ismael arrizabalaga
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