Un día para Alicia

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Un día para Alicia
Fecha de publicación: 
29 Abril 2020
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En uno de sus más grandes personajes: Giselle.

Un día para Alicia, aunque para Alicia todos los días, mientras haya memoria del ballet.

Alicia Alonso es más que un nombre, más que una biografía en la historia universal de la danza.

Es un símbolo.

El símbolo perfecto de la consagración a un arte y al público que lo hizo suyo.

Porque la obra mayor de Alicia Alonso no fue su poderosa técnica, ni sus inspiradísimas interpretaciones, ni su extraordinario dominio del estilo…

La obra mayor fue hacer del ballet un arte del pueblo.

Fundar una escuela.

Crear una gran compañía.

Abrir un camino.

Se ha dicho muchas veces: Alicia Alonso puso a Cuba en el mapa mundial de la danza.

Y no en un lugar menor: cuando se habla de ballet hoy por hoy, hay que hablar de Cuba, de sus bailarines, de sus maestros, de sus coreógrafos.

Si hablamos de ballet, Cuba está en la cumbre de América.

Digan lo que digan: esa es obra de Alicia.

Y de los hermanos Alonso, que integraron junto a ella un trío prodigioso.

Pero Alicia fue el rostro, el cuerpo, el emblema.

Ni antes ni después hubo en este país una bailarina con esa grandeza.

Prima ballerina assoluta.

Es un título para elegidas.

Alicia concretó la idea del arte universal que se aclimata, que bebe del acervo riquísimo de una cultura a primera vista ajena, pero que termina por enriquecer ese arte de siglos, nacido lejos.

Con Alicia bailaba Cuba.

Ella se refirió muchas veces a la manera en que los bailarines cubanos asumían el ballet.

Habló de la sensualidad, de la conciencia del rol, del acento alto, del diálogo intenso de la pareja.

Sabía lo que decía: ella era el referente principalísimo de todos los bailarines cubanos.

Siempre fue un ejemplo de entrega.

Bailar para ella no fue oficio: fue sacerdocio.

No fue complemento de vida: fue vida toda.

Ella sacrificó mucho por la danza; sin lamentarlo un solo día.

Y bailó siempre: muchos años sobre el escenario, después en la imaginación y en los sueños.

Bailó con el corazón y con la cabeza.

Porque Alicia sentía la danza, pero también la pensaba.

Este 29 de abril, Día Internacional de la Danza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, rinde tributo a la gran bailarina cubana.

A la artista nacional.

No hay funciones de gala, ni clases magistrales, no grandes exposiciones: la emergencia sanitaria las impide.

Pero miles de artistas de la danza, en buena parte del mundo, evocarán el legado maravilloso de esta mujer.

Verán las filmaciones de sus ballets y personajes.

Estudiarán.

El camino que abrió Alicia es ahora ancho y seguro.

Cientos de niños estudian ballet en Cuba.

Decenas de bailarines enorgullecen a Cuba con su talento en los grandes teatros.

Y miles de cubanos aman el ballet.

Esa es la obra de Alicia, patrimonio de millones.

Este es un día para Alicia Alonso.

Aunque Alicia se haya ganado la eternidad.

 

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