Tokio 2020: Mijaín López, el “sobrenatural” dueño del Olimpo (+Fotos y videos)

Tokio 2020: Mijaín López, el “sobrenatural” dueño del Olimpo (+Fotos y videos)
Fecha de publicación: 
2 Agosto 2021
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Mijaín se inscribió como el mejor luchador de la historia olímpica y el mejor deportista cubano de todos los tiempos.

Hay un espacio en el cielo reservado para él. Los Dioses del deporte se lo separaron, con una nube a imagen y semejanza de un colchón y gotas de sudor cayendo a la tierra en Cuba, Pinar del Río, Herradura. Sí, allí tendrá su descanso Mijaín López, o no, porque a sus casi 39 años y de la forma por la que transitó hacia su cuarto oro olímpico en línea en Tokio nos hace pensar que su anatomía puede soportar otros tatuajes de invencibles batallas.

Hablaré del mejor deportista de Cuba y uno de los mejores del mundo, y el calificativo puede que le quede un tanto pequeño a sus 1.96 metros de estatura y 130 kg de peso. Hablaré del rey del desbalance, de un muro inexpugnable de ébano que a falta de un minuto en su combate final contra el georgiano Iakobi Kajaia todavía tenía fuerzas para saltar sobre el colchón y comenzar su festejo.

Me perdonarán muchos otros encumbrados, pero Mijaín es “un animal de galaxia”.

 

Nuevamente dejó impecable su casillero de puntos en contra, como en Londres 2012 y río de Janeiro 2016. Ahora, marcó 24 puntos sin recibir ninguno, incluidas dos superioridades técnicas. Su pleito más rocoso, el de semifinales, en el cual se impuso 2-0 al turco Ryza Kayaalp, su sempiterno “hijo”, a quien despidió con un abrazo y un beso paternal en la cabeza.

Confieso que no encuentro las palabras exactas para hilvanar este relato, entre grandeza, no poder estar a su altura con mis letras, e insomnio. Mijaín, señores, ha materializado 54 puntos sin permitir desde Londres 2012, a los que suma otra descomunal relación de 24-3 en Beijing 2008. Justo allí comenzó a tejer su estela inigualable en la arena.

Ahora desafió al tiempo, por su edad inapreciable a juzgar por su impresionante fondo físico; por la juventud, fogaje y empuje de sus adversarios, y por haber transitado por el ciclo escogiendo milimétricamente los escenarios de confrontación, donde colocar sus postes y anatomía, donde precisar de halones y desbalances. Donde cuidarse y velar con sumo cuidado el peso corporal.

Así transitó por la Bundesliga alemana, así se impuso en los Panamericanos de Lima, así estudió in situ a sus contrarios en las citas mundialistas de 2018 y 2019.

Así se apoderó del Makihari Messe Hall, portó una vez más la bandera, y cargó, junto con Raúl Trujillo y Filiberto Azcuy, con Cuba toda!!!!!

 

Gracias Mijaín: Baroev, Karelim, Dremiel Byers, Nabi, Kayaalp, Acosta, Kajaia, Pino, y todos los que han tenido el honor de hincar la rodilla ante tí en los colchones te reverencian.

Desde el cielo Pedro Val, Gustavo Rollé y los dioses te abren los brazos. Allí perteneces, inobjetablemente. Gracias a la vida por darme el placer de seguirte, desde antes de Atenas 2004, cuando Héctor Milian en una sesión de entrenamiento en el Cerro Pelado me dijo al oído que ibas a ser grande, tras haber intercambiado agarres y ese letal desbalance. Se equivocó un tanto en su cálculo. No eres grande, eres ¡DESCOMUNAL!!!!  

 

Abran paso, ¡Orta sí que corta!

¿Que si hay un matagigantes en Tokio? ¡Sí lo hay! ¿Qué si Luis Alberto Orta es eléctrico? ¡También lo es! Qué cuánta alegría encierra darle el primer oro a Cuba en esta edición de Juegos Olímpicos. Ahora mismo no sabría decirles.

Ni con exactitud la emoción que albergo, ni la dimensión exacta de la hazaña del gladiador capitalino de 60 kg. Como si el destino le hubiese heredado ese feudo logrado por Ismael Borrero en río de Janeiro. El destino, los sparrings con el propio Borrero y otros gladiadores de calidad en el Cerro Pelado, su empuje, las disímiles batallas con Javier Duménigo, los consejos del Moro… En fin.

Cuántas variables no pesan en la consecución de una presea olímpica y más aún de un oro.

Orta, a sus 26 años llegaba precedido de dos cetros en Panamericanos de la disciplina, y guardaba la espina de haber culminado en bronce en los juegos Panamericanos de Lima. Su mayor combustible, su pequeña hija que apenas hace meses nació en La Habana, su esposa, su familia, sus compañeros de equipo y el pueblo.

Todo eso llevaba en cada salida al colchón, además de su técnica, su preparación física envidiable, su coraje. Para significar su magnitud de rendimiento baste decir que Orta sentenció a tres de los mejores cinco hombres inscritos en Tokio y del ranking, con resultados en el presente ciclo:

Abrió con 5-0 sobre el estadounidense Ildar Hafizov, quien aparece primero en el ranking de esa categoría de la United World Wrestling con 24 unidades; luego remontó un adverso 0-3 para doblegar 4-3 al ruso Sergey Emelin, tercero de dicho escalafón, as del orbe en Budapest 2018 y plata en Nur Sultán 2019.

En semifinales dispuso por superioridad técnica de 11-0 del moldavo Victor Ciobanu, plata en la capital húngara, y rey europeo en Bucarest 2019.

Todo estaba listo para la final, donde no salía como favorito ante el japonés Kenichiro Fumita, no podía hacerlo tratándose del rey universal en 2017 y 2019, además de campeón mundial juvenil sub-23, y doble as asiático. Una hoja de servicios envidiable que Orta se encargó de destrozar a fuerza halones, control de los brazos, la potestad en el centro del colchón, y un valiosísimo desbalance tras una pasividad impuesta a su contrario.

El árbitro intentó amañar su resultado, pidiendo una pasividad injusta, y una amonestación fantasma por un golpe o halón de trusa ilegal. Afortunadamente la mesa hizo caso omiso a sus peticiones.

Orta cortó en Tokio, como nadie en los 60 kg. La deuda de Lima está saldada con creces y su puño en señal de gloria quedará tatuado en la mente de muchos, al menos por los próximos tres años hasta París 1924.

Cuba, en una fecha pletórica y que aún no culmina, escaló al puesto 19 del medallero, con par de títulos de nuestros gladiadores grecorromanos, las platas de Juan miguel Echevarría y el pistolero rápido Leuris Pupo, y el bronce del también saltador de longitud Maykel Massó

Un muro de ébano inexpugnable para sus rivales. 24 puntos a favor y ninguno en contra.
Orta en el momento del desbalance crucial frente al nipón Fumita.
La gloria, su hija y el pueblo de Cuba en su corazón.
La mano de raúl Trujillo y el colectivo técnico, cruciales. Por eso Mijaín le propinó un tackle de felicidad!!!

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