Sudamérica busca romper el yugo europeo en el Mundial
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El belga Kevin De Bruyne (7) celebra tras la victoria ante Brasil en los cuartos de final del Mundial, el viernes 6 de julio de 2018, en Kazán, Rusia. (Matthias Schrader/AP)
Kylian Mbappé irritó al fútbol sudamericano en mayo, cuando salió a decir que Argentina y Brasil no juegan partidos de “mucho nivel” en el proceso de las eliminatorias para clasificarse a la Copa del Mundo.
Entrevistado por un canal deportivo de Brasil, el astro de la selección de Francia atizó que en Sudamérica el fútbol “no está tan avanzado como en Europa”. Y remarcó que los más recientes campeones mundiales — incluyendo su propio país en 2018 — han sido los europeos.
Las respuestas al delantero incluyeron todo tipo de comentarios, matizando entre la afrenta por sentirse menospreciados y la perplejidad.
Lionel Messi, compañero de Mbappé en Paris Saint-Germain, salió a decir que los europeos no tienen idea alguna de la exigencia de las eliminatorias sudamericanas, en la altura de La Paz o el calor de la costa caribeña de Colombia.
El técnico de Brasil Tite subrayó que la competición en Sudamérica rumbo al Mundial tiene un grado de dificultad por encima a Europa: “Nosotros no tenemos, con todo el respeto, que jugar con Azerbaiyán... no tenemos esos partidos que te dan un respiro”.
Sebastián Abreu, el retirado delantero cuyo penal a lo “Panenka” en 2010 selló la victoria que catapultó a Uruguay a las semifinales del Mundial por primera vez en cuatro décadas, dijo que a Mbappé le faltó leer más en Wikipedia: “Porque ellos jueguen con europeos no significa que esos europeos son de primer nivel”.
Sudamérica está sacando el pecho al acercarse el Mundial. Sus cuatro selecciones palpitan algo grande.
Brasil quiere su sexto título, amparándose con Neymar y una camada de jóvenes extremos. Argentina presume de un invicto de 35 partidos y Messi está feliz y jugando como nunca con su selección.
Uruguay se ilusiona con ir lejos gracias a Luis Suárez y Edinson Cavani en el que sería su cuarto y último Mundial, escoltados por Federico Valverde y Darwin Núñez, talentos menores de 25 años que se han destacado en sus clubes europeos los últimos meses.
Y Ecuador regresa tras perderse la cita de Rusia 2018 y —con una promisoria generación de jóvenes— tiene entre ceja y ceja sortear un grupo en el que enfrentará a Holanda, Senegal y el anfitrión Qatar.
Todos pretenden romper el yugo europeo en la copa.
Pero también tienen presente una tendencia sombría. Han pasado 20 años desde la última ocasión que un seleccionado sudamericano se proclamó campeón del mundo.
Desde que Brasil añadió su quinta estrella en Japón y Corea del Sur en 2002, la Selacao se ha estrellado cada vez que se topó con un rival de Europa en la fase de eliminación directa, incluyendo la debacle 7-1 ante el eventual campeón Alemania en 2014.
Argentina puede decir que ha podido ganarle a europeos en esas instancias, pero eventualmente capituló, como ocurrió con Francia en los octavos de final en Rusia hace cuatro años.
Hay un factor que inmediatamente se señala para explicar la prolongada sequía en los mundiales: Europa tiene dinero a manos llenas para invertir en el desarrollo de sus jóvenes talentos. Y, recientemente, la pandemia y la nueva Liga de las Naciones de la UEFA, redujo significativamente la cantidad de partidos entre selecciones de fuste de Europa y Sudamérica.
“Hoy en día los europeos, físicamente, están sobre los sudamericanos. Se ve que juegan a otra velocidad”, comentó Iván Zamorano, el retirado delantero chileno que jugó en el Real Madrid y el Inter de Milán. “Están en una dimensión poco más adelante que el futbolista sudamericano”.
Zamorano siente envidia por la capacidad de las canteras europeas para “sacar año tras año jugadores que que pueden hacer historia a futuro”.
“El futbolista sudamericano sigue siendo superior en la técnica, esa calidad de la calle que le hace ser distinto”, dijo Zamorano a The Associated Press. “Pero faltan cosas, los recursos, la infraestructura, sus métodos de trabajo. La posibilidad de buscar a ese chico que tiene condiciones distintas a veces cuesta en Sudamérica y el chico se pierde en el camino”.
“Tenemos que hacer algo distinto que pueda causar esa dificultad a los europeos para ganar un Mundial”, añadió.
Pero Zamorano también cree que desde hace rato — tal vez los últimos tres mundiales — no había visto tan bien a Argentina y Brasil en la víspera del torneo.
“Desde el punto de vista de competitividad, los equipos sudamericanos le van a pelear de igual a los europeos”, vaticinó.
Luiz Felipe Scolari, el técnico del Brasil que se coronó en 2002 con la sensacional “Triple R” en el ataque, integrada por Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho, es de la opinión que el actual dominio europeo es solo una fase.
Felipao dice que Brasil tiene los atributos para reinar en Qatar, pero que su país tal vez estará mejor dotado para llevarse el título en 2026 al destacar el potencial de una nueva generación. Ésta incluye al delantero Endrick, el adolescente de 16 años que el mes pasado se convirtió en el jugador más precoz en anotar un gol para Palmeiras en la liga brasileña.
“Los chicos que tenemos ahora pueden brindarnos el resultado que esperamos”, dijo Scolari a la AP. “Pero no se les puede presionar para alcanzarlo todo. Quizás en cuatro años podemos presionarles para lograrlo todo, porque van a llegar en su apogeo, con 26 y 27 años”.
Los jerarcas del fútbol sudamericano tratan de que sus equipos no sigan quedándose atrás de los europeos — el Corinthians de Brasil en 2012 ha sido el único conjunto de la zona en ganar el Mundial de Clubes de la FIFA desde 2007.
Alejandro Domínguez, el presidente de la CONMEBOL, confía cerrar un acuerdo con la UEFA que permita a las selecciones competir en la Liga de las Naciones.
“La UEFA está trabajando mucho mejor que CONMEBOL desde hace 30 años. Ellos tienen resultados que a nosotros nos cuesta porque tenemos que iniciar de cero y de atrás”, dijo Domínguez en un reciente encuentro con periodistas en Buenos Aires. “La Liga de Naciones que ellos tienen es un éxito. Nuestros equipos siguen jugando amistosos y todos salvo excepciones son deficitarios”.
“¿Qué estamos haciendo mal que no salimos campeones del mundo?”, se preguntó el dirigiente paraguayo. “Tenemos que encontrar la fórmula. Ojalá se dé este año. Sería realmente una consolidación... Lamentablemente nuestros jóvenes se van muy temprano, es un tema que a CONMEBOL le preocupa. Estamos tratando de generar cada vez más ingresos para que los clubes no tengan esa asfixia y necesidad de mandarlos”.
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