Ser cultos siempre será el único modo de ser libres
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Foto: ACN
Saber leer y escribir va más allá de una simple lectura o trazar con las manos líneas de ideas. Dominar conocimientos diversos es tener independencia intelectual, es poder sacar conclusiones propias y realizar análisis que eludan la superficialidad, es libertad y, además, valentía, porque cuando se está seguro de algo no hay titubeos que sirvan.
Hoy día, donde la cotidianidad muchas veces se construye sobre la base de discursos virtuales montados en plataformas multimediáticas como las redes sociales, se impone que cada persona tenga una mayor claridad y certeza de ideas y acciones para que no se dejen llevar por la vacilación del conocimiento y el relajo de supuestos voceros que no hacen más que tergiversar realidades.
En Cuba, si bien antes del triunfo de la Revolución la educación era obligatoria, muchos niños y familias sufrieron la desigualdad del sistema capitalista. Fue así que las comunidades más pobres fueron las más afectadas, y el analfabetismo se comportaba muy por encima en las áreas rurales que en las urbanas. La educación en aquella época era considerada deplorable.
De acuerdo con una investigación de la Lic. Alicia Rodríguez Valdés, Miembro de la Peña y Activista de la Comisión de Historia, publicada en la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, en el año 1958 había en esta nación caribeña “un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semianalfabetos, 600 mil niños sin escuelas y 10 mil maestros sin trabajo”.
Contrariamente a lo que se vivió en ese momento, cuando el pueblo tomó el poder de las calles y el gobierno pasó a estar integrado por este mismo, la Campaña Nacional de Alfabetización marcó un antes y un después con el esfuerzo que se hizo para que los maestros llegaran a los campos y los campesinos aprendieran a leer y escribir.
Según el escrito de Rodríguez Valdés, con ese movimiento “por primera vez en muchos lugares apartados de la geografía cubana llegaba el desarrollo cultural al pueblo. En un año se alfabetizaron 707 mil analfabetos, se inició la educación de adultos y se crearon las facultades obreras y campesinas, que posibilitaron la apertura de las puertas de la universidad a los trabajadores”.
Un acápite del cual no se habla mucho fue la alfabetización de los ciegos, estrategia iniciada en 1979 con el propósito de integrar, instruir y no discriminar a los discapacitados en la sociedad. Para 1983, en Cuba ya habían más de 1500 invidentes que sabían leer y escribir en el lenguaje Braille. La UNESCO otorgó el premio Nadiezhda Krupskaia por tal logro.
Antes de esas fechas, el 22 de diciembre de 1961 el gobierno cubano ya había declarado cumplida la Campaña de Alfabetización y al país como Territorio Libre de Analfabetismo, es por ello que se tomó ese día como histórico para celebrar la labor que maestros jóvenes cubanos llevaron a cabo a lo largo y ancho del archipiélago a favor de la educación y la cultura.
Ese mismo día el Líder Histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz en un discurso expresaba, “hemos ganado una gran batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado con todas las reglas de una gran batalla. (...) Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia los otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro pueblo”.
Cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, declarada por la Organización de las Naciones Unidas en 1965 con el objetivo de que años tras años se emparejen las desigualdades educativas que siguen existiendo en este siglo, que va más lejos de leer y escribir, pues con el auge de las nuevas tecnologías se trata de priorizar la alfabetización digital.
Dicha brecha no ha hecho más que ampliarse en los últimos años puesto que con la expansión de la Covid-19 por todo el mundo, los sistemas educativos se han visto afectados sobre todo en su modalidad presencial, por lo cual se ha tenido que migrar a la educación a distancia que es posible llevar si se cuenta con dispositivos y si se sabe trabajar con ellos.
Alfabetización para una recuperación centrada en las personas: reducir la brecha digital, es el lema para este 2021, oportunidad para hacer conciencia en los gobiernos e instituciones y disminuya cada vez más la tasa de analfabetismo educacional y tecnológico, fenómeno más superado en las naciones más desarrolladas, pero con mayor estancamiento en las más pobres.
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