Queremos un mundo sin terrorismo

A propósito del Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo que se evoca cada 21 de agosto, hablemos del tema. ¿Qué es el terrorismo sino una forma de intimidación violenta, quizás la peor de todas? ¿Qué buscan los terroristas, qué fuerzas les mueve?

Se dice que el término terrorismo es empleado desde épocas de la Revolución francesa, en el siglo XVIII para calificar sucesos en los que se pretendía someter y provocar cambios en grupos sociales.

A menudo la prensa se refiere a acto, hecho, ataque terrorista, y desde hace algunos años son más sonados los episodios. Recordemos el más mediático e importante por su impacto internacional, repercusión social y económica, número de muertos y heridos: el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos que acabó con la vida de casi tres mil personas, sepultó varias estructuras como las emblemáticas Torres Gemelas, y quebrantó el orden, la psiquis y la estabilidad política de toda una sociedad que se descubrió vulnerable y desprotegida, y esa misma sensación de terror se expandió por el mundo.

El terrorismo no es más que una amenaza directa a la vida humana, busca atemorizar, crear caos, hacer tambalear, sobre todo, sistemas o masas. No surge de la nada, es organizado. Se han dado casos de terroristas individuales que, impulsados por razones personales, a veces nimios e incomprendidos, terminan creando situaciones complejas con el mismo nivel de conmoción; pero el resto de las veces suelen estar implicadas organizaciones o grupos ilegales que buscan promover sus objetivos, llamar la atención o tomar justicia.

Sin embargo, sea cuales sean los intereses de los terroristas, siempre tiene fuerte connotación política y por tanto se mediatiza.

Desde el año 2017 la Asamblea General de la ONU estableció un día para conmemorar a las víctimas de acontecimientos terroristas, ayudar a sus familiares, y estimular que cada territorio trabaje para que no se repitan eventos de ese tipo.

El llamado mundial es a concientizar sobre la repercusión del terrorismo, así como a adoptar estrategias para identificar condiciones, y que cada Estado sea capaz de garantizar el respeto a los derechos humanos.