Papa Francisco renovó su llamado al fin de las guerras
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El papa Francisco renovó hoy su llamado a que en este año, del Jubileo católico, aumenten los esfuerzos para poner fin a las guerras en el mundo.
“Reitero mi no a la guerra, que destruye, destruye todo, destruye la vida y lleva a despreciarla, y no olvidemos que la guerra es siempre una derrota”, reafirmó el sumo pontífice tras el rezo del Ángelus, al dirigirse a miles de peregrinos y fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, destaca un comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede.
Al hacer ese llamamiento, al mediodía de este domingo desde la ventana de su estudio en el palacio Apostólico Vaticano, Francisco apeló nuevamente a los líderes mundiales, “especialmente a los responsables cristianos, para que hagan todos los esfuerzos posibles para negociar el fin de todos los conflictos en curso”.
El pasado 28 de enero, el santo padre también se refirió a ese tema en un mensaje enviado a los más de 600 delegados de 98 países que participaron en la VI Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, que inició ese día en La Habana, Cuba, el cual sesionó hasta el viernes último.
En su misiva, el papa Francisco recordó a los asistentes a ese foro que el tema del Jubileo que celebra este año la Iglesia católica es, significativamente, la esperanza, la cual “nace del amor y se funda en el amor”
Ella, “nos permite estar dispuestos a participar de los sufrimientos, los cansancios, las desilusiones y los temores que son parte de la vida de todo hombre y toda sociedad”.
El obispo de Roma aludió a la necesidad de “construir, sobre las ruinas que nosotros dejamos en este mundo con nuestro pecado, una nueva civilización”, para que “en medio del desastre que ha dejado el mal, todos colaboremos en la reconstrucción del bien y la belleza”.
Se refirió al llamamiento a la esperanza, que “a nivel social y cultural podemos asumir como hombres de buena voluntad, redescubriendo esta preciosa virtud”, poniendo atención “a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia”.
“Que dicha certeza nos impele a trabajar con denuedo para que esta esperanza se traduzca en paz para el mundo”, y se abandone “la lógica de la violencia, asumiendo un compromiso con el diálogo y la labor de la diplomacia para construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera”, agregó el pontífice.
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