¡Otra vez teleclases! El reto de Ibis
especiales
Cortesía de Ibis, Maday y Mélany
Ella es una madre soltera. Ha estado en casa durante estos meses de distanciamiento social con sus niñas Maday y Mélany. Asumió el desafío de ser maestra de tercer grado durante la primera temporada de teleclases y ahora la situación epidemiológica de la capital vuelve a retarla.
Pero al final de la primera jornada se sentía optimista: “Yo soy una de las que estaba un poco perdida en las primeras teleclases y resulta que en la clase de hoy yo lo entendí bien, Maday también lo entendió bien, me parecieron buenísimas las dos clases”.
La experiencia con estas nuevas lecciones a distancia nos la contó vía Whatsapp, con la intención de compartir las buenas energías:
“La niña estaba completamente desmotivada, no quería hacer nada, entonces hoy traté de hacerlo en forma de juego, estimularla, llegar a un acuerdo con ella y así fue que logré que ella se sintiera un poco más animada. Recibimos la clase juntas, nos propusimos responder rápido, antes de que el profesor diera el resultado y cada vez que lo lográbamos chocábamos las manos, nos felicitábamos. Me enfoqué en eso: estimularla a ella y estimularme yo, porque uno tiene que cooperar y estar con ellos”.
Los que la conocemos nos preguntamos ¿qué se hace con Mélany, la más pequeña, mientras resuelve problemas matemáticos y redacta textos con Maday?
“A Melany le dije que íbamos a jugar a la escuelita y la senté a rellenar sus círculos y sus triángulos, gracias a dios se portó bastante bien, porque no es fácil cuando hay otro niño, así mientras Maday y yo pudimos concentrarnos. Me sentí muy contenta con la clase de hoy, la verdad”.
Una lección aprendió de la primera etapa “como maestra”, no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy: “Me he propuesto lograr que todo lo de la teleclase ella lo haga el mismo día, para que después no se le acumulen tareas”.
Ivis se preocupa, ve que continúan saliendo casos, que la disciplina no llega a los niveles necesarios y el local donde trabaja como cuentapropista no puede reabrir por el momento, sin embargo, en medio de todo, no pierde el aliento: “Yo me mantengo positiva, conservo mis sueños y la esperanza de que esto termine pronto. Esa positividad de las transmito a mis hijas. A decir verdad, aunque estamos en cuarentena las niñas nunca se han deprimido por estar encerradas todo este tiempo y verlas contentas y felices me deja muy tranquila.”
“He tenido que reinventarme”, nos asegura, pero algo la sostiene: “los deseos de ver a tus hijos bien, saludables y positivos, eso es algo que me llena de fuerzas y de orgullo, a pesar de que mi vida no sea nada fácil y que tengo mil razones para sentirme de otra manera. Pienso que lo que realmente ayuda es la actitud, ver la luz donde supuestamente hay oscuridad, vivir llenos de esperanzas, no dejar de soñar y querer realizar tus sueños.”
- Añadir nuevo comentario
- 1786 lecturas
Comentarios
YO
Añadir nuevo comentario