MLB: todo de cara para los Dodgers

Apenas cinco partidos duró la Serie Mundial de las Grandes Ligas entre Yankees de New York y Dodgers de Los Ángeles, en buena medida porque prácticamente todo le salió perfecto a los angelinos.

Solamente el cuarto partido, en el que los Mulos del Bronx ganaron por paliza (al parecer la única forma de hacerlo porque en todos los demás cayeron por estrechas diferencias), en el resto de la final fueron bastante dominados por los serpentineros rivales, y los suyos fallaron en momentos clave.

Los Dodgers exhibieron también una defensa de lujo, señal evidente de que haber disputado títulos en los años recientes les curtió mejor para estos menesteres.

El quinto partido fue una auténtica prueba de que el destino estaba marcado, cuando los Bombarderos empezaron a regalar bases por bolas sin sentido, cometieron desatenciones defensivas y errores como tal, que si bien están en el juego, no deben coincidir.

Por si esto fuera poco, se dieron también jugadas tan insólitas como interferencia del receptor, balk y hasta conexiones con bate partido que se convirtieron en imparables de los contrarios. Todo les pasó a los de la Gran Manzana.

Ningún equipo en un partido definitorio se había coronado luego de estar debajo por cinco carreras o más, y ocurrió por primera vez en la historia.

Gerrit Cole tenía en un puño a la batería angelina, y par de errores y un boleto llenaron las bases. Logró sacar dos outs y cuando el capítulo estaba a punto de mate no fue a cubrir la primera almohadilla luego de un roletazo por primera y los Dodgers de ahí en adelante marcaron cinco sucias para igualar el marcador. 

El polémico Dave Roberts hizo de las suyas al traer a su cerrador en el sexto rollo perdiendo 5x6, pero como este guión ya estaba escrito, se salió con la suya y terminó cerrando con un abridor, Mark Buehrle, quien no salía en ese rol desde el año 2018.

Eso mismo quiso hacer Aaron Boone el primer día cuando sacó a Nestor Cortés y todavía están buscando la pelota que mandó Freddie Freeman a las gradas con bases llenas, cuando los neoyorquinos estaban a un out de la victoria, que hubiera supuesto una historia completamente diferente.

Boone tampoco manejó su banca, como si su nómina ofensiva fuera de solamente 10 hombres, contando al otro receptor, que fue el único que jugó además de los titulares durante toda la Serie.

El toletero mayor de Nueva York, Aaron Judge, estuvo desaparecido hasta el último choque, al que llegó bateando menos de .150, con siete ponches y solamente una carrera impulsada. El Juez queda sentenciado de momento, porque a esta hora es cuando los estelares se convierten en leyenda, y no compareció.

Pero la estrella rival, el japonés Shohei Ohtani, lo hizo peor, sin remolcar ni a un compañero hacia el plato. Por eso digo que esta historia parecía escrita de antemano, pues sin él, y sin Clayton Kershaw en la lomita, no hizo falta ni regresar al Dodger Stadium para ver la definición de la Gran Carpa.

Sencillamente, todos les salió de cara.