Messi tiene su despedida soñada

Messi tiene su despedida soñada
Fecha de publicación: 
20 Diciembre 2022
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Claro que le queda todavía fútbol por regalar y tampoco se irá de inmediato de la selección de Argentina, pero vivimos el adiós de Lionel Messi de los Mundiales de fútbol, y realmente fue casi como lo soñó.

Si quitamos la derrota inicial contra Arabia Saudita y la definición por penales para definir al campeón, el Mundial de la albiceleste hubiera sido perfecto, y esto se debió, en buena medida, al mejor Messi de los últimos años.

«Ya está. No es para mí», aquellas amargas palabras soltadas por el múltiple ganador del Balón de Oro tras perder su segunda final consecutiva de Copa América pudieron haber cambiado la historia, pero La Pulga recapacitó y el fútbol le dio revancha.

Casi dos décadas de carrera le costó para unir a su país natal, sobre todo después que ganaran la justa continental del pasado año. Ese fue el momento que marcó el antes y después de esta selección, que llegó a acostumbrarse a perder y llegó, en cambio, como gran candidata a Qatar 2022.

Para Arabia Saudita, gracias por participar. Así decíamos antes de empezar la justa mundialista, pero ese se transformó en un «gracias por despertar a Argentina». Después de ese tropiezo inicial, un verdadero accidente porque los suramericanos dieron una auténtica exhibición durante casi 80 minutos, y fueron igual de contundentes durante toda la justa, todo mutó.

El gran momento de Messi, futbolístico y anímico, fue el mejor motor para esta aguerrida tropa, aunque esta vez el genio rosarino fue arropado de la mejor manera posible, con escuderos que pusieron su pecho para recibir las balas cuando hizo falta, corriendo como dementes y dejándose el pellejo en cada jugada.

Ese centro del campo monolítico fue clave para que Messi desplegara su talento y se asociara con la perla Julián Álvarez para llegar hasta la final, donde un excelso Ángel Di María encarriló el título. El Fideo siempre fue clave para que el 10 brillara en su máximo esplendor, y cuando no estuvo en cancha, la Albiceleste lo notó.

Por supuesto, una gran parte del mérito es también para el arquero Emiliano Martínez, que sin ser ese gran atajador, sí es un monstruo cuando de parar penales se trata, y de su mano Argentina salió de sus dos rivales más complicados.

Solamente un argentino no durmió tranquilo en las últimas horas, el técnico Lionel Scaloni, que a pesar de levantar la Copa sabe que estuvo a punto de que todo se le escabullera de las manos por culpa de un tal Kylian Mbappé.

Tras sacar del campo a Di María, y sobre todo por mantener demasiado a Rodrigo de Paul, magnífico pero a todas luces exhausto, dio vida a una Francia que estuvo a punto de trastocar su alegría en desilusión en la última jugada del tiempo extra. Algo similar le pasó con Países Bajos, pero en ambos casos el Dibu salió a su rescate. De todas maneras, el mérito de Scaloni es innegable, al encontrar las piezas adecuadas para armar un equipo sólido y mantener la unión por sobre egos personales.

No fue el mejor de los finales, pero sí el mejor de los regalos. Desde Arriba, Maradona les guiñó el ojo.

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