Más viejos… y más bajitos

A la icónica canción del trovador cubano “Años”,  donde Pablo Milanés recuerda que “el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”, habría que añadirle ahora que, también, nos vamos volviendo más bajitos.

Al menos así lo ha constatado científicamente una investigación realizada por el grupo Baltimore Longitudinal Study of Aging (BLSA), el cual, encabezado por el National Institute of Aging (NIA) de Estados Unidos, dio seguimiento a dos mil 84 personas (de 17 a 94 años) durante 35 años.

El estudio, cuyos resultados fueron ampliamente multiplicados en el ciberespacio, constató que los humanos empezamos a perder estatura a partir de los 30 años y más “nos encogemos” a medida que los almanaques se deshojan.
 

Foto: Shuterstock

Los hombres pierden menos estatura que las mujeres. Entre los 30 y 70 años, Ellos disminuyen tres centímetros de su estatura, y Ellas, cinco. En consecuencia, al llegar a los 80, los hombres han disminuido cinco centímetros y las mujeres ocho, según indica la referida investigación.

¿Por qué nos “encogemos”?

Aseguran que la altura de un ser humano “se mide de la cabeza al cielo”, ello, en referencia a sus cualidades morales; pero la estatura va de los pies a la cabeza, y esa, disminuye sin remedio.

Nuestro tamaño se achica como un proceso natural del envejecimiento que se deriva de la pérdida de masa ósea. Esto último, asociado a la pérdida también de masa muscula, conduce en ocasiones a posturas incorrectas que incluye espaldas encorvadas (hipercifosis).

Imagen: tomada de tiempo.com

Pero no en todos los casos sucede de manera similar. Ello está en dependencia, entre otros factores, de nuestros genes, de la nutrición y  la actividad física que se hayan tenido durante el transcurrir de la vida.

No obstante, es usual que en torno a la cuarta o quinta década de vida se comience,  a perder gradualmente masa ósea. Ese fenómeno, junto a la osteoporosis, a la sarcopenia (pérdida de masa y fuerza muscular) y también a afectaciones de los discos intervertebrales, igual hacen que vayamos encorvándonos y descontando centímetros a nuestra estatura.

Foto: tomada de lt10.com.ar

Pero se mueve

A pesar de que el envejecimiento es inevitable, no ha de ser visto como una enfermedad. La manera en que cuerpo y mente asumen el paso de los almanaques determina en buena medida la calidad de vida en la tercera edad.

Y, como dice el refrán, “hay que guardar pan pa’mayo”, es decir, la manera más o menos saludable en que transcurre nuestra existencia, determina cómo será la vejez.

Por eso, para ralentizar procesos como los arriba descritos y que esa pérdida de estatura no venga acompañada de otros perjuicios, los especialistas recomiendan una buena alimentación y la práctica sistemática de actividad física.

Hacer ejercicios de manera regular, acorde a  la edad, puede frenar la pérdida de densidad ósea, tributar al sistema neuromuscular, y así ayudar a una posición erguida.

Foto: tomada de PL

De todos modos, científicos de la Universidad de Sidney, Asutralia, luego de analizar los hábitos de vida y de salud de personas centenarias y de entre 95 y 99 años, en todo el mundo, dieron a conocer que, aunque la genética contribuye a la longevidad, el 60 % de un envejecimiento exitoso queda en manos de factores que son modificables.

Esos estudiosos refieren que son cuatro los factores claves para alcanzar una longevidad extrema: llevar una dieta variada con consumo controlado de sal, un menor consumo de medicamentos, dormir bien, y rodearse de un entorno vital saludable, preferiblemente en contacto con la naturaleza, evitando fumar, beber alcohol, manteniéndose físicamente activo y preservando las relaciones sociales.

En junio último, el sitio digital Visión Tunera dio a conocer que esta cubana había cumplido cien años. Foto: tomada de visiontunera.icrt.cu