Los Juegos Olímpicos de Mijaín López: París 2024
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Como fueron para Paavo Nurmi, Jesse Owens, Fanny Blankers Koen y Michael Phelps los Juegos Olímpicos de París 1924, Berlín 1936, Londres 1948 y Atenas 2004 respectivamente, los albergados por la capital de Francia en 2024 son los de Mijaín López.
El luchador greco cubano de peso máximo abrazó allí con suprema fuerza la gloria: se convirtió en el conquistador de mayor cantidad de medallas de oro olímpicas individuales, de manera consecutiva y en una misma especialidad: cinco. Dejó atrás a dos estrellas en cuanto a dicha proeza: cuatro acumularon los estadounidenses Al Oerter y Carl Lewis. El primero es el más brillante discóbolo de la historia; el segundo, el más destacado saltador de longitud de todas las épocas y el mejor atleta del siglo XX.
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Tengamos presente que el fenómeno Phelps, Larisa Latinina, Simone Biles, el mismo Lewis o el menos conocido canoista sueco Gert Frediksoon, en sus carreras cosecharon mayor cantidad de preseas. Gert, por ejemplo, obtuvo seis de oro. una de plata y otra de bronce de 1948 a 1960 en el olimpismo, aunque solo en el C1 encadenó tres al hilo. Las demás, en dúos o en otras distancias. Todos, como cualquier practicante de estas disciplinas, gozan de más oportunidades para subir al podio porque poseen pruebas colectivas y otras especialidades permitidoras de conseguir hasta en una misma justa varias alegrías. Pero eso no ha sido el caso de Oerter, Lewis (como saltador largo pues no incluimos las de la velocidad) y las del nuestro.
No se quedan ahí los logros del pinareño: es el luchador de más edad que triunfa en la gran fiesta rescatada por Pierre de Coubertin: a los pocos días de su hazaña cumple 42 años. Ahora es el más premiado de su patria en la gran fiesta: el anterior, el maravilloso esgrimista Ramón Fonst quien alcanzó cuatro coronas y un subtítulo al sumar su quehacer en París 1900 y San Luis 1904.
Como Fonst, el gigante de Herradura agrega -y es trascendente- una actitud ejemplar como ciudadano, su vida acorde a la que debe llevar un ser humano dedicada a las lides del músculo. La familia ha sido esencial en dicha formación. A la misma altura, la guía de Pedro Val, uno de los más reconocidos entrenadores en el ámbito, su inicial escultor. A la muerte de Val, Raúl Trujillo agarró el batón con potencia y culminó la conducción que condujo al antillano hacia el éxito.
Tampoco debemos olvidar la atención recibida en el Hospital Ortopédico Frank País, encabezada por el Doctor Rodrigo Álvarez Cambras. El cirujano Liván Peña lo operó allí en el 2009 y la intervención quirúrgica en el codo izquierdo triunfó. Como expresó el quíntuple as olímpico: “No me canso de repetir que esa cirugía resultó fenomenal porque ese mismo año gané los 21 combates en que participé y alcancé las medallas de oro en el Mundial de Dinamarca, en la Copa del Orbe de Francia y en los Panamericanos de Venezuela. En ningún momento sentí dolor”.
En esta felicidad de toda Cuba por la victoria de uno de los más grandes deportistas de todos los tiempos, no quiero dejar de mencionar la narración y los comentarios emocionantes y profundos realizados por Evián Guerra, quien se ha convertido en el más atinado de este quehacer en la TV para las lides de combate, muy alejado de lo dogmático, las predicciones sin base y el patrioterismo.
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