La variable salvadora de trabajar con manos propias
especiales
Foto: Estudios Revolución
No hay señales de milagros ni de cuernos de la abundancia. En toda Cuba, y en estos parajes donde la palabra ciclón resulta recurrente, donde el tronco de alguna palma se levanta desnudo, como sobreviviente de las ráfagas más duras, la premisa del trabajo es la que define hacia dónde se inclinará la balanza: hacia el éxito, o hacia el retroceso.
No todo, pero sí mucho depende de la conciencia y de la voluntad. Por eso este miércoles, muy temprano, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, recordó en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Vaquería San Vicente -perteneciente a la Empresa Agroindustrial Viñales-: “Nosotros nos tenemos que creer de verdad que los alimentos los vamos a producir nosotros”.
Es un razonamiento que puede extenderse a gran parte de la realidad cubana, y que el Jefe de Estado trajo a colación luego de un intercambio con trabajadores de la vaquería, hasta donde llegó acompañado del miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda, así como de autoridades del territorio.
En un escenario de ensueño está ubicada la vaquería que fue fundada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Habría que ver si son los empinados mogotes o la ubicación del centro productivo, tan alejado de casi todo, los que han hecho posible que desde hace 17 años no se haya producido un solo caso de hurto y sacrificio de ganado. Lo cierto es que la vaquería fue construida con gusto y con el propósito de que fuera robusta y segura; y hoy tiene, entre otros desafíos, la necesidad de sembrar plantas proteicas para alimentar a la masa ganadera.
Allí el Jefe de Estado preguntó por la disponibilidad de semillas y sobre cómo está golpeando la seca. Y a propósito de otros horizontes que debe tener la vaquería -como garantizar los alimentos de quienes laboran en el lugar- expresó que la agilidad es clave, y que satisfacer las necesidades de consumo no es algo que pueda esperar al 2030 sino un empeño para hoy.
Diversificar producciones, pensar en tener a mano carbón vegetal -como se hace en otros lugares-, saber que de la producción dependerá directamente el bienestar de los trabajadores. Sobre tales asuntos conversó el mandatario, quien no se despidió sin antes reconocer que “el lugar sí se ve ordenado, bonito”, y que eso expresa una cultura del trabajo -esa cultura que tanto le está haciendo falta al país.
Con el mismo tono de reflexión se llegó al segundo punto de la agenda: la UEB “Las Maravillas”, Despalillo VD-31, perteneciente a la Empresa de Acopio y Beneficio del tabaco en Viñales. Allí el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista indagó por los ingresos, por las utilidades que hasta este minuto no se disfrutan por pérdidas que hay que revertir; y una obrera comentó con énfasis: “Lo que hace falta es que haya tabaco”.
Otra vez afloró el tema de la necesaria diversificación de producciones, y del fortalecimiento del autoconsumo. Nuevamente salió a la luz la variable definitiva del trabajo a contrapelo, incluso, de lo adverso del clima. Hay que deslindar -proponía Díaz-Canel- lo que es una dificultad que depende totalmente del bloqueo imperial, de aquello que sí puede llevarse adelante y que depende del esfuerzo endógeno: “Tenemos que producir y aquí hay tierra para producir, Viñales es un pueblo laborioso”; dijo el dignatario.
El concepto anterior, la certeza de que solo trabajando se saldrá de las adversidades, fue compartido por el Jefe de Estado con el pueblo, en un encuentro que tuvo lugar en el parque José Martí de Viñales.
Luego tocó el turno, en el itinerario, a la escuela primaria Ignacio Agramonte -golpeada por vientos de ciclón y restaurada por la Oficina del Historiador de La Habana-, y también a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Antonio Maceo. En el segundo lugar el tabaco es un personaje protagónico, lo cual no significa -como reflexionaba el mandatario de conjunto con los productores- que no se piense en diversificar producciones, en jugar con los picos de cosecha, en contratar uno a uno a todos los que tienen tierra, y en apostar por variedades resistentes a la fuerza de los huracanes.
Hacia el final de la jornada, en una reunión conclusiva que tuvo como escenario a la sede del Partido Comunista a nivel de municipio, la dirección del país abordó múltiples temas relacionados con el bienestar del territorio. Afloraron propuestas, preguntas, consensos. Y otra vez un concepto expresado por el Presidente cubano dejó en claro que solo lo que se haga con manos propias tendrá la garantía de resolver, ya, problemas que aquejan.
“Aquí los problemas más graves son el energético y el de los alimentos”, afirmó el mandatario, para luego hacer énfasis en que, de la producción de alimentos dependerá en mucho que disminuya la carestía de la vida y que el entramado de la economía pueda enderezar, poco a poco, muchas de sus distorsiones.
Añadir nuevo comentario