LA FOTO: Sin cuerno
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Foto: Haider Khan/ publicada en National Geographic
Más de mil rinocerontes mueren cada año en África víctimas de la caza furtiva. La causa: su cuerno. Se paga mucho dinero por esa parte del cuerpo, ya sea por considerarla medicinal, afrodisíaca o por el estatus que otorga poseerla.
Se toma el cuerno y se desecha el animal. Así de sencillo. Así de terrible.
Varias organizaciones de protección a la fauna han optado por cortarle el cuerno con métodos quirúrgicos a muchos ejemplares (como el de la foto), para evitar que sean objetivo de los cazadores... y de los que les pagan a los cazadores.
Puede parecer una medida paradójica, porque se supone que esos cuernos, obtenidos de una manera regular, también vayan a parar a manos de los que paguen por ellos.
Y lo peor es que los animales mutilados sufren trastornos en su comportamiento habitual, que implican dificultades para la interacción y para marcar territorio.
En estos tratos entre humanos siempre pierde el rinoceronte. La moderna ley de la selva.
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