LA FOTO: El espectáculo, señoras y señores
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Algunos pensaron que el manotazo que le propinó Will Smith a Chris Rock formaba parte del show de la entrega de los premios Oscar. Y es que, aunque no estuviera en el guion, sí forma parte de un gran espectáculo mediático que tiene a la violencia (verbal y física) como uno de sus móviles más sustanciosos.
Apenas se habla ahora en las redes de lo que debería importar de esta ceremonia (el reconocimiento al arte cinematográfico, que de por sí ameritaría un buen análisis, asumiendo la naturaleza de ciertas elecciones). El golpe se lleva los titulares... y hasta se entiende.
Se reanima, una vez más, el debate sobre la violencia, en todas sus expresiones. Algunos defienden a Smith, diciendo que la paciencia ante la burla a un ser querido tiene un límite. ¿Pero es correcto golpear a una persona para resolver ese diferendo? ¿Era necesaria esa manifestación de «hombría» para defender el honor de la mujer? Las opiniones inundan las redes ahora mismo.
Pero en el otro bando (si es que se puede hablar de bandos aquí) también hay interrogantes. ¿Por qué se ha naturalizado la burla hiriente en los espectáculos para los medios? ¿Habrá que seguir sonriendo diplomáticamente ante agresiones verbales? ¿Por qué se banaliza lo que se supone que sean cuestiones serias con chistes superficiales y de pésimo gusto?
El propio Chris Rock minimizaba a todo un género, el documental, cuando anunciaba el premio en esa categoría. Las presentadoras se burlaban de otros artistas hasta la humillación. Y todo para calzar una ceremonia demasiado larga y aburrida. La bofetada fue el clímax; la moda y la farándula, el atractivo; el cine fue el relleno. El espectáculo contemporáneo.
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Addel
yayi
aday
Titico
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