La cuarentena no son vacaciones

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La cuarentena no son vacaciones
Fecha de publicación: 
11 Septiembre 2020
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Todo comenzó con un rumor en la cuadra cuando se supo que tres vecinos habían resultado positivos a la Covid 19. Cuando fue convocada la reunión del CDR, ya estaba dando vueltas “la bola” de que entraría la cuadra en cuarentena.

“Ya en la reunión se dio la orientación de que las personas debían mantenerse en su casa, que no podían salir y se puso una carpa en la esquina con el personal médico y se comenzaron las pesquisas diarias, aproximadamente sobre las 10 de la mañana pasan por aquí, toman la temperatura de todo el mundo… el primer día hicieron una entrevista más exhaustiva acerca de cómo se  sentían las personas, incluso si tenían algún síntoma que no tuviera que ver con el Covid, si tenía alguna enfermedad que necesitara medicamento, si eras diabético, hipertenso o tenías alguna condición médica de ese tipo… En ocasiones vienen por la tarde también.”

Así me lo cuenta Hamlet desde uno de los eventos abiertos en la ciudad de Cárdenas. Hasta ahora nadie más en la cuadra ha resultado positivo o presentado síntomas de la enfermedad, solo una familia, pero tampoco se ha bajado la guardia, de hecho, más bien se intensificaron las medidas en los últimos días:

“Ahora los vecinos lo más que hacen es asomarse a la puerta de la casa, se hablan de puerta a puerta, porque al principio hubo un poco de relajo,  se pensaban que era una cuarentena de la cuadra y que, dentro de la cuadra, las personas podían socializar, se juntaban a jugar dominó y todo, pero eso fue una idea errónea de los vecinos y ya se tomó la decisión de que era  una cuarentena total, todo el mundo en su casa y no se puede salir a nada, porque hay que estar conscientes de que cualquiera puede estar contagiado, hasta ahora todos los que han salido son miembro s de una misma familia, pero las medidas se han tomado precisamente para evitar el contagio”.

Desde entonces, solo los mensajeros pueden hacer llegar productos desde el exterior de la cuadra, dígase algunos alimentos específicos que la familias les envían como yogourt para los niños, por ejemplo.

Tan bien protegidos como el personal de la salud, los mensajeros sea cercan cada día a la casa de Hamlet con el pan y la leche de los niños, los “mandados” de la canasta básica y cualquier otro producto que se distribuya, incluidas las medicinas de los ancianos y enfermos crónicos.

Nasobuco, máscara, guantes, bata verde, toda una indumentaria mantiene prácticamente irreconocibles a quienes asisten a la zona en cuarentena. Me cuenta Hamlet que hasta dos veces al día pasan fumigando la calle y varios agentes del orden garantizan que nadie entre o salga: “siempre hay uno en cada esquina, a veces hasta oficiales de más rango”.

Hamlet y su esposa tienen que lidiar con tres niños encerrados en casa: “los tres son varones, tienen siete, nueve y catorce años, así que esto aquí es… imagínate. Pero bueno, ahora los sentamos a hacer las actividades de las teleclases, se pasan el día con la computadora, el Tablet, no pueden hacer nada de lo que normalmente los entretiene: montar bicicleta, salir a jugar con los chiquillos, eso al principio lo puso un poco molestos, pero bueno, creo que ya se han adaptado.”

Definitivamente no debe ser fácil, sin embargo, cuando le pregunto sobre lo más difícil me explica: “para nosotros ha sido el trabajo, porque las personas que tienen un trabajo estatal siguen recibiendo un salario, pero nosotros somos cuentapropistas los dos, yo soy taxista y mi esposa tiene un negocio de fotografía, que el taller está en el centro de la ciudad, en estos días no hemos podido salir a trabajar ninguno de los dos”.

Claro que lo más duro sería enfermarse, pero este cubano invita a tomar conciencia también sobre el resto de las afectaciones que acarrean, para muchos, las indisciplinas de algunos. Sin ánimo de juzgar a nadie, pero sí con toda la intención de que miremos hacia familias que necesitan recuperar sus fuentes de sustento, niños que precisan sus escuelas, un país que requiere y merece acercarse a la normalidad, porque han sido mucho y grandes los esfuerzos para lograrlo.

“Yo recomiendo que se cuiden porque las combinaciones son infinitas, cualquier persona que te puedas imaginar, podría dar mil vueltas por los barrios de tu ciudad y estar cerca de alguien que se relacionen contigo. Que usen el nasobuco, que no se lo quiten, que mantengan la distancia, a veces se lo bajan para hablar y hay que entender que todas las medidas que se tomen, son pocas”.

 

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